«Voy caminando y siento como si cargara un gran peso encima, me cuesta sacar la voz y los suspiros se me escapan sin querer. Desde el 8 de marzo, la vida de las mujeres se vio afectada por la masacre de las niñas, responsabilidad del Estado de Guatemala. Ese Día Internacional de las Mujeres, de nuevo nos gritaron a la cara que no importamos nada, nos golpearon con saña y crueldad para que nos quedemos en silencio, aterradas, quietas. El mensaje fue contra la rebeldía, para acallar la protesta.» Ana Cofiño, Marzo 2017.- Leer completo en El Periódico
Una piedra en el corazón
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