Las peruanas salieron nuevamente a las calles, esta vez con el lema “Ni Una Menos somos todas”. Mujeres de todas las edades y espacios de Perú se concentraron el 12 de agosto para manifestarse en el primer aniversario de la marcha, que es un hito en las movilizaciones de mujeres de la región.
#NiUnaMenos no podía caer en el olvido y, a pesar del ánimo de desarticulación que invadió tras la primera marcha, dos semanas antes del primer aniversario decenas de mujeres se reunieron para organizar una manifestación nacional el 12 de agosto.
Miles de personas asistieron al evento en Lima y se organizaron marchas simultáneas en otras regiones del país como Abancay, Arequipa, Barranca, Cajamarca, Cusco, Iquitos, Madre de Dios, Pisco, Trujillo, Huaraz, Chimbote, Huancayo, Huancavelica, Huacho, Puno, Lambayeque, Moquegua, Tarapoto y Tacna.
La movilización de este año tuvo como eje, además de denunciar la violencia hacia las mujeres, hacer un balance tras la marcha #NiUnaMenos de 2016. Aunque en ese año se sumaron a la manifestación decenas de empresas, organismos del Estado, autoridades y medios de comunicación, la violencia machista se ha recrudecido y el compromiso del Estado y la sociedad contra la violencia no ha trascendido a la coyuntura.
Luego de la primera marcha, los grupos conservadores y fundamentalistas han activado mecanismos de control a través del discurso de la “ideología de género” y han hecho una campaña millonaria contra el enfoque de género, una herramienta teórica y política que les ha permitido a las feministas de Perú conquistar la institucionalidad de la lucha contra la violencia de género.
Uno de los documentos elaborados para la organización de este año lo explica así: “Las mujeres peruanas somos la mitad de la población, pero diariamente somos violentadas, asesinadas y desaparecidas solo por el hecho de ser mujeres. Tras la marcha Ni Una Menos #13A, autoridades y medios de comunicación se comprometieron a luchar contra la violencia de género, sin embargo, hasta la fecha, el ensañamiento hacia las mujeres se ha exacerbado y el Estado aún no ha asumido una lucha frontal y prioritaria contra la violencia feminicida. Nos siguen matando con más crueldad, pero el sistema de justicia sigue contribuyendo con su indolencia e impunidad a la violencia institucional”.
Esta vez, a diferencia del año anterior, la posta organizativa la tomaron mujeres jóvenes fortalecidas, quienes también son parte de la renovación generacional del movimiento feminista en Perú. En 2016, estuvieron más presentes los intereses políticos y partidarios individuales.
Otro tema prioritario de este encuentro fue la sostenibilidad en la articulación de la diversidad de mujeres y colectivos, pues se entendieron las diferencias como una riqueza y no como un obstáculo para la organización.
Ni Una Menos sobrepasa a una marcha histórica, a las disputas internas y a las precariedades temporales. Este nuevo proceso ha demostrado la necesidad del movimiento feminista de articularse en nuevas formas y organizarse colectivamente para accionar y luchar contra la violencia machista.