Esta publicación en torno al tren de UPM es el resultado de un trabajo en el territorio y con sus habitantes, que reafirma la necesidad de debatir los alcances de un modelo, el neodesarrollista, a contramarcha de la vida. La realizamos entre Cotidiano Mujer, la Articulación Feminista Marcosur (AFM), Dafnias y el departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (FCS – UdelaR).
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El 29 de julio de 2019, durante la sesión del Consejo para la Igualdad de Género, una instancia pública convocada por el gobierno departamental, Cotidiano Mujer y el Colectivo Ecofeminista Dafnias plantearon la necesidad de analizar el impacto del proyecto Ferrocarril Central –conocido popularmente como “el tren de UPM”– en la vida de los barrios y el devenir cotidiano de las mujeres. De acuerdo al Tercer Plan de Igualdad de Género “un Montevideo sin exclusiones es una ciudad cuya arquitectura pública, infraestructura urbana y transporte colectivo cubren las diversas necesidades de quienes la habitan, ofreciendo protección y vínculos de respeto, así como espacios lúdicos y recreativos propios de una ciudad abierta a sus habitantes” y “este lineamiento llama a reflexionar acerca del propio diseño urbano y arquitectónico de la ciudad y visualizar cómo y dónde se producen desigualdades de género”.
Desde el activismo feminista, se entendió que era necesario colocar la mirada en los efectos que el tren y el nuevo trazado de las vías, con las características definidas en el contrato entre el Estado uruguayo y la multinacional finlandesa UPM, tendría desde el punto de vista urbanístico, social y ambiental. (…)
Luego de más de 25 años de implementación de políticas de género en Montevideo (en tres décadas de administraciones del mismo signo partidario), se hace necesario poner en debate qué ciudad queremos habitar y cómo construimos una ciudad cuidadora de la ciudadanía, del ambiente y de los espacios sociales. A la hora de pensar en sus infraestructuras, el urbanismo feminista ha colocado como eje central el análisis de las necesidades cotidianas de las personas. ¿Cómo afectará este tren de carga la vida en los barrios? ¿Cómo impactará en sus habitantes y en su derecho a la ciudad que los barrios estén partidos a la mitad? ¿Qué implicancias tendrá, específicamente, para las mujeres? Contar con las condiciones básicas de reproducción de la vida es central, si se parte de un urbanismo que se sustente en las necesidades de las personas y en sus derechos, en la construcción de la sociabilidad y en el desarrollo de los espacios comunes. Para que las dimensiones de género se incorporen, efectivamente, en la planificación urbana, es necesario fortalecer y profundizar, en este sentido, la capacidad de análisis.