Las feministas articuladas y organizadas hemos resistido a la grave crisis por la pandemia del Covid-19 y a un golpe de estado. A un Gobierno ilegítimo, usurpador y violador de derechos humanos.
En los últimos meses, las feministas hemos resistido a la grave crisis sanitaria por la pandemia del Covid-19, a la crisis económica, al incremento del trabajo del hogar no remunerado, a la violencia machista exacerbada por el aislamiento social, a la ineficiencia de los operadores de justicia y a la deficiencia de un Estado que nos olvida. Las feministas resistimos.
Las últimas semanas de noviembre nos tocó, además, resistir a un Gobierno ilegítimo, golpista, dictador, a una alarmante crisis política y social en pleno estado de emergencia nacional. A una clase política indiferente a la población, que se encuentra en permanente pugna de poder, generando inestabilidad y rabia en millones de peruanas y peruanos.
El pasado 9 de noviembre, el Congreso de la República del Perú vacó por incapacidad moral permanente al ex presidente Martín Vizcarra, con 105 votos a favor, argumentando presuntos casos de corrupción. Un resultado completamente inesperado para la población, que dejó al país en penumbra y en manos de personajes políticos que buscan sus propios intereses a costa de todo.
Asistimos a un golpe de Estado que fue construido usando y tergiversando las figuras constitucionales. El Poder Legislativo colocó al país en alarmante crisis, en pleno estado de emergencia sanitaria y sin terminar de responder a los problemas generados por el coronavirus. La democracia y el Estado de derecho fueron vulnerados.
El congresista y también ex presidente del Congreso, Manuel Merino de Lama, juramentó como presidente del Perú en medio de un pueblo que lo repudiaba, usurpando el poder, aliándose con la corrupción. La vacancia de Martín Vizcarra generó una grave crisis de gobernabilidad.
Merino presentó a un nuevo Gabinete ministerial gravemente cuestionado, encabezado por Ántero Flores-Araoz, conservador con graves antecedentes de vulneración de derechos. Mientras, el pueblo salía a las calles, la sociedad civil se organizaba y convocaba a manifestaciones contra el presidente.
El Gobierno ilegítimo continuó enquistado en el poder e inició con los retrocesos; afectó la reforma universitaria, pidió la renuncia del Procurador Nacional e intentó tomar el Instituto de Radio y Televisión, con el objetivo de parcializar la información que emite este medio de comunicación nacional.
La población, las mujeres, las feministas indignadas, tomamos las calles. El Perú tuvo una de las más grandes manifestaciones de los últimos 20 años: millones de personas salieron a reclamar, a demandar la renuncia de Merino. Alzaron la voz por la democracia, por los derechos de todas las personas, porque lo que es malo para la democracia es malo para las mujeres.
Se vivieron marchas masivas en todo el país, cacerolazos, acciones digitales impactantes y las redes sociales colapsadas de mensajes en contra de un Gobierno que no los representa. También se formaron grupos de jóvenes, articulados para la defensa legal y atención médica de los/as manifestantes.
El sábado 14 de noviembre se realizó una de las marchas más impactantes, una manifestación pacífica que tuvo como resultado dos jóvenes fallecidos (Inti y Bryan), más de 102 heridos y 40 desaparecidos por la represión y violencia de la Policía Nacional del Perú. Lo sucedido fue una masacre; represión sin piedad contra quienes defendían la democracia.
La presión social, mediática e internacional contra Merino y su Gabinete incrementó. El pueblo demostró su poder. El lunes 16 de noviembre, Manuel Merino renunció a la presidencia del Perú y dio pase al actual presidente, Francisco Sagasti, responsable del Gobierno de transición. Él deberá garantizar la realización de las elecciones en abril de 2021, en el marco de la reforma política, así como la investigación y sanción a todos los responsables por lo ocurrido en las calles de Lima.
Marcha 25N: Resistencia feminista
La lucha sigue, porque somos resistencia feminista. No descansaremos hasta que caigan todos los culpables. Este 25 de noviembre volvimos a las calles, marchamos contra todas las violencias, por un país justo y libre, donde se garanticen los derechos de todes. Contra el machismo, el patriarcado, el autoritarismo. Nos movilizamos por Inti y por Bryan, por la democracia y el Estado de derecho.