Los datos dicen mucho: 5.157 denuncias de violencia doméstica y 37 feminicidios en lo que va del año. Sin embargo, en Paraguay aún es difícil debatir los motivos de fondo que originan esta violencia debido a los fundamentalismos religiosos.
La Ley de Protección Integral a las Mujeres contra Toda Forma de Violencia es una de las grandes reivindicaciones feministas actuales en Paraguay. La misma ha sufrido avances y retrocesos desde el año 2014 que está en debate, debido a la dificultad de profundizar la comprensión del problema que existe en el parlamento, mayoritariamente conservador y sesgado por fundamentalismos religiosos.
La cuestión de “género” es el gran problema que impide avanzar. Esta palabra se ha vuelto la más peligrosa para quienes dicen defender “la vida y la familia” en nombre de algún dios. De hecho, el término género ha sido eliminada de forma transversal en la ley, y con ella todo el enfoque analítico que permite comprender por qué más del 95% de las víctimas de violencia sexual, doméstica y en relaciones de pareja, son mujeres y niñas, y por qué los agresores son en inmensa mayoría varones, que creen tener el privilegio de maltratar, agredir, abusar sexualmente, violar e incluso asesinar a mujeres.
Myrian González del Centro de Documentación y Estudios resalta la importancia del concepto violencia de género para diferenciar las violencias que sufren las mujeres en el marco de relaciones desiguales de poder. “No queremos tener una ley porque ‘está de moda’, queremos una ley que llame a las cosas por su nombre. Porque la identidad de género debe ser respetada, tal como dice la Constitución Nacional en su artículo 25, en el que se garantiza la libre expresión de la personalidad. Lo que importa es que la persona sea defendida y respetada en sus derechos como tal, no por haber optado por una u otra identidad”. Por otro lado manifiesta su preocupación ante los discursos emitidos por senadores durante la sesión, “deduzco que no comprenden, mejor dicho, no quieren comprender, el alcance real de este concepto indispensable para comprender la violencia hacia las mujeres. Y éste no es un tema menor, pues muestra lo arraigado que aún está esta cultura machista y patriarcal en el Paraguay”.
Campaña 25 de noviembre “Mujeres Libres de Violencia”
Como cada año, unas 30 organizaciones de la sociedad civil se articularon para llevar adelante actividades conjuntas en torno al Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, que permitan visibilizar la problemática y desnaturalizar la violencia machista.
El Centro de Documetación y Estudios (CDE) , como miembro de la Articuación Feminista Marcosur (AFM) es una de las organizaciones que forma parte y promueve esta articulación que se ha dado a llamar Mujeres Libres de Violencia.
Las acciones creativas realizadas incluyeron muestras de arte, concierto, intervenciones en vía pública, teatro, marcha y vigilia poética, además de activaciones en redes sociales como las Microhistorias de Vida y de Muerte y Un Minuto de Silencio por las mujeres asesinadas en 2016.
El comunicado emitido por la Articulación Mujeres Libres de Violencia manifiesta que “vivimos bajo un Estado que responde con un silencio programado, insensible hacia las mujeres y la garantía de sus derechos, que es parte de su libreto para sostener el sistema de dominación patriarcal y encuentra su mayor aliado en este sistema capitalista neoliberal, deshumanizante e individualista”. Concluye con un lema en español y guaraní: “¡Esta rebelión es nuestra! Y la estamos construyendo unidas, con cada una de nosotras transgrediendo los límites opresores y defendiendo los derechos de todas. Ñande kuña háicha ja jetyvyro ko’árape ña ñanduka haguã ñane ñe`ê, ñamondoho haguã ñesambyhy, teko porã ha joja rekávo”. Leer completo aquí.