En octubre no solo se elige un nuevo gobierno para el país. También se vota un proyecto de reforma constitucional que plantea militarizar a la policía, habilitar los allanamientos nocturnos e instaurar la cadena perpetua, entre otras medidas que ya han demostrado aumentar la violencia en vez de disminuirla.
Organizaciones sociales, colectivos y personas individuales se nuclearon en la articulación “No a la reforma”, que busca evitar la aprobación de la reforma constitucional propuesta por la campaña “Vivir sin miedo”. También tiene los objetivos de evitar el avance de la estrategia represiva y punitivista, fomentar el debate público sobre seguridad y producir colectivamente otro marco de comprensión para el tema de la inseguridad ciudadana.
Compartimos la cadena nacional que realizó esta articulación en televisión abierta, y las razones planteadas por el colectivo para no colocar la papeleta en el día de las elecciones.
¿Por qué decimos NO a la reforma?
El proyecto de reforma constitucional presenta una serie de medidas conocidas e ineficientes para solucionar el problema de la inseguridad y la delincuencia, tanto en nuestro país como en la región.
Busca profundizar las políticas de seguridad que siguen sin dar resultado. Hace más de 20 años que se aumenta el presupuesto público y privado en seguridad, se endurecen las penas y disminuyen las posibilidades de libertad, y la criminalidad no ha dejado de crecer.
Esto es más de lo mismo.
¿Por qué no crear una Guardia Nacional?
Las fuerzas armadas no están formadas para intervenir en seguridad pública ni actuar con población civil, sino para la defensa de la soberanía nacional. Debido a su naturaleza, enfoque y entrenamiento, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sostiene que es necesaria la separación entre las funciones realizadas por la policía y por los militares en cuestiones de seguridad pública.
La experiencia en otros países muestra que la intervención de las fuerzas armadas en materia de seguridad interna aumenta la violencia y perjudica aún más la seguridad. Además, puede generar daños irreparables como muertes, daños físicos y psicológicos y destrucción de bienes materiales, lo que profundiza las vulnerabilidades de la población que vive en las zonas socioeconómicamente más afectadas, donde suelen actuar.
¿Por qué no allanamientos nocturnos?
La inviolabilidad del hogar data de la Constitución de 1830; en toda nuestra historia, jamás hubo necesidad de vulnerarla. Garantiza derechos fundamentales consagrados en la Constitución y en tratados internacionales suscritos por Uruguay.
La propuesta no garantiza el respeto por la integridad física de los ciudadanos que están dentro y alrededor de los domicilios a allanar en la noche ni la de los efectivos encargados del operativo.
En la lucha contra el narcotráfico, el combate a las bocas de ventas de drogas en el territorio da pobres resultados debido a la facilidad de movilización de los recursos para poder operar en otros espacios. Es necesario investigar y atacar las rutas de financiación para neutralizarlas de manera definitiva.
¿Cumplimiento efectivo de penas?
Las cárceles uruguayas están en condiciones deplorables e inhumanas. La superpoblación y el hacinamiento llevan al aumento en los índices de reincidencia delictiva. Esto produce un círculo vicioso: cuantos más presos, mayor gasto público destinado a la construcción y mantenimiento de cárceles. La «puerta giratoria» no se detiene manteniendo a la gente adentro, sino evitando que vuelvan a entrar.
El castigo del delito es importante, pero la cárcel también debe ser un centro de rehabilitación para las personas privadas de libertad. Necesitamos políticas que hagan que las personas que cometen delitos tengan oportunidades reales de reinsertarse en la sociedad.
Estamos frente a problemas muy complejos y necesitamos soluciones integrales. Es tarea de todas y todos los uruguayos debatir democráticamente cuáles son las mejores.
Podemos y debemos exigir mejores medidas para la prevención y reducción del delito, la utilización del gasto público y la defensa de los derechos de todas las personas.
Un país en el que podamos convivir más seguros y seguras se construye con educación, empleo, vivienda y oportunidades.
Sin demagogia.
Sin atajos peligrosos.
Sin recetas mágicas.
Por eso decimos NO A LA REFORMA.