A solo tres años de la primera marcha, el 3 de junio quedó instalado en la agenda feminista argentina: es el día en el que se sale a las calles bajo el lema de #NiUnaMenos.
«Ni Una Menos es grito y abrazo común que hace temblar cada espacio de nuestras vidas y desborda en las calles», expresaron desde el colectivo en Rosario.
Por tercer año consecutivo, este 3 de junio #NiUnaMenos inundó las calles de decenas de ciudades argentinas. Fue sábado; no importó. El espacio público se llenó de mujeres, agrupaciones políticas, organizaciones sociales, gremios y un largo etcétera imposible de enumerar con criterios exhaustivos. La diversidad es aún lo que caracteriza al movimiento.
Según cálculos de diversas organizaciones sociales, en el país hubo 559 femicidios desde la primera marcha, 2015 incluido.
Las consignas ya no reclaman exclusivamente políticas públicas contra la violencia de género. Algunos de los reclamos incluidos en el documento que se leyó en Buenos Aires fueron “la protección y contención integral para las mujeres víctimas de violencia; el cumplimiento de la ley de Educación Sexual Integral (ESI); la equiparación salarial entre hombres y mujeres, que tiene una brecha de 27 por ciento”. Las voces son críticas de las relaciones asimétricas de poder, de la feminización de la pobreza, de la precarización laboral que atraviesan especialmente las mujeres, de la división sexual del trabajo. Es decir, de todo aquello que sostiene los femicidios, que son solo la punta del iceberg de tantas otras violencias y desigualdades.