Medio centenar de mujeres indígenas denunciaron que el cambio climático provocado por el modelo económico extractivista y la destrucción de bosques está afectando a cientos de familias de sus comunidades, en especial con inundaciones en la región occidental.
Alrededor de 50 mujeres de 11 pueblos indígenas se reunieron en el Encuentro de Formación Intercultural de mujeres indígenas de Chaco Paraguayo, realizado en la ciudad de Filadelfia entre el 9 y el 10 de mayo de 2019.
Juntas redactaron un documento que fue entregado al intendente de la ciudad de Mariscal Estigarribia, Elmer Vogt; a la presidenta del Instituto Nacional del Indígena (INDI), Ana María Alem; a la vice ministra del Ministerio de la Mujer, Alicia Laconich; a la directora de Igualdad del Ministerio de la Mujer, Marta Melgarejo; a la representante del Municipio de Loma Pata, Mirian Villanueva; y a Jennifer Claussen, de la Coordinadora por los derechos del niño (CODENI) de Filadelfia.
La entrega de la propuesta se realizó en un acto en el territorio ancestral Enhelt Norte, Filadelfia, al cierre del encuentro organizado por la articulación Mujeres Indígenas del Paraguay (MIPY), el Centro de Documentación y Estudios (CDE) y la Articulación Feminista Marcosur (AFM) con el apoyo de la Unión Europea y ONU Mujeres.
“Quiero que sepan que yo llevo como cofre lo que me acercaron aquí, sus lágrimas. Ustedes no tienen que permitir más estos alquileres deshonestos de sus tierras”, dijo Ana María Alem, refiriéndose a una parte del pronunciamiento en el que se denunciaba que algunos líderes de comunidades están alquilando las tierras de manera unilateral, sin consultar con la comunidad.
Las participantes del Encuentro trabajaron sobre 6 ejes del Plan Nacional de Pueblos Indígenas. Identificaron los problemas que forman parte de la realidad de sus comunidades del Chaco Paraguayo y definieron propuestas y reclamos.
Modelo de desarrollo extractivista
Durante el encuentro se discutió el modelo económico y “las dificultades que impiden el desarrollo y una mejor calidad de vida de la gente”. También reafirmaron el papel fundamental que ocupan como lideresas, madres, artesanas, educadoras, promotoras de salud, protectoras del medio ambiente y defensoras de los derechos humanos en sus respectivas comunidades.
El documento denuncia “los problemas de falta de tierra para muchas comunidades y de titulación de éstas para las comunidades que las poseen, la cada vez más extendida práctica del arrendamiento de las tierras por decisión unilateral de los líderes, así como las amenazas de desalojo de territorios ancestrales, y las consecuencias del monocultivo y la sojización”.
“Igualmente destacamos la pobreza y el aislamiento que siguen afectando a las poblaciones que ni siquiera cuentan con caminos adecuados, tienen acceso a agua potable y a servicios básicos”, añade. “También la contaminación por acumulación de basura y la carencia de servicios de saneamiento en las comunidades urbanas”
En otro momento, las mujeres indígenas se refirieron a la “pérdida progresiva de nuestras lenguas, alimentación y medicina tradicional, y la preocupante aparición en la población de enfermedades vinculadas a la mala nutrición, como la diabetes, el colesterol alto y otras”. En cuanto a la salud, también denunciaron “las muertes por enfermedades prevenibles en las comunidades y por las producidas durante el parto, ante la falta de acceso a los escasos servicios de salud disponibles, en su mayoría sin personal de blanco permanente, sin infraestructura básica y sin insumos”.
Las mujeres indígenas reclamaron políticas públicas de prevención y gestión de riesgos, ante fenómenos como las inundaciones o las sequías, para evitar los graves problemas que padecen en sus comunidades.