Cinco de las 39 víctimas de feminicidio de 2020 fueron asesinadas por policías o ex policías. La articulación Mujeres Libres de Violencia -de la que el Centro de Documentación y Estudios (CDE) es parte como integrante de la Articulación Feminista Marcosur- denuncia que las instituciones paraguayas han fracasado en la tarea de proteger a las mujeres durante la pandemia.
“Aplazamos al Estado por no proteger a las niñas, Liliana y Mariana, a Marisel y a Francisca, a Naidelyn, y a otras muchas; por las víctimas de 39 feminicidios en estos 10 meses; por las 18.652 denuncias de VIOLENCIA FAMILIAR en la Fiscalía, de las que no sabemos cuándo, ni qué respuesta tendrán; por cómo actuaron desde la Justicia con las estudiantes que denunciaron acoso, Alexa, María Belén, Aurora, Carol y otras tantas; porque hasta hoy no se aclararon y están impunes los casos de niñas y mujeres indígenas violentadas y asesinadas; porque no hubo justicia para las mujeres de la tercera edad violadas y asesinadas, como la abuela de 90 años en Carapeguá; porque de las 39 víctimas de feminicidio, 5 víctimas fueron asesinadas por personas vinculadas a una institución cuyo mandato público es garantizar nuestra protección (policías y ex policías)”, dice el pronunciamiento de esta articulación, que realizó acciones no violentas frente a la Comandancia General de la Policía Nacional de ese país.
“Hemos transitado un largo camino hacia la justicia y el reconocimiento de nuestro valor como seres humanos, de nuestra dignidad como personas, de nuestra importancia en esta sociedad. Hemos pasado por la persecución y la hoguera, el amordazamiento de nuestras voces en el espacio público, por el abandono durante este y muchos otros confinamientos, por el trato cruel y la degradación, y uno a uno hemos ido superando cada muro que nos han levantado. Han querido callarnos someternos y dominarnos en todas las formas posibles, desde la cuna hasta la tumba, desde la casa hasta la calle, desde la iglesia hasta el Estado”, prosigue el documento.
“Hemos aprendido que nuestra lucha por estar en el mundo en igualdad de derechos es una lucha milenaria que transciende las naciones, los pueblos, las culturas, los credos, los barrios y hasta cada casa y cada dormitorio. Hoy ya no nos queman en la hoguera, pero nos someten a la acción, omisión e indiferencia de gobernantes y autoridades ante las atrocidades e injusticias que todavía se comenten en nuestros cuerpos y en nuestra condición de ser mujer. Como hace miles de años, todavía quieren decidir sobre nuestros proyectos de vida, nuestros saberes, nuestros deseos, nuestras emociones, y hasta nuestros cuerpos”, añade.
“Nos hemos ganado cada metro de libertad, cada centímetro de espacio ocupado, cada letra de nuestra palabra emitida, cada sueño, moneda, y derecho. A pesar del odio hacia nosotras, materializado en todas las formas de violencia, del machismo visible en cada institución pública, privada, iglesias, casas, y en cada persona que reproduce y alimenta la desigualdad, discriminando a las mujeres. Somos mujeres testigos de la violencia, jamás indiferentes y siempre en lucha y oposición contra los que se yerguen como líderes de cualquier institución que abuse, manosee, y use su privilegio para violentar a niñas, adolescentes y mujeres”.
Los casos de feminicidios en Paraguay se pueden chequear en el Observatorio de Igualdad y No Discriminación del CDE aquí.