La consigna ya fue lanzada: una huelga de mujeres contra la precarización y la desigualdad laboral para el 8 de marzo de 2017. En el Día Internacional de la Mujer se buscará así realzar los orígenes de la fecha, hoy banalizada por el marketing publicitario que promueve regalar bombones y flores.
La fecha elegida no es casual: la conmemoración del 8 de marzo comenzó como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, a modo de recordatorio y continuación de los reclamos de aquellas que lucharon —incluso hasta ser asesinadas, incineradas— por los derechos laborales de todas.
De acuerdo al sitio lanzado para tamaña convocatoria, el Paro Internacional de Mujeres (PIM) es un movimiento de base formado por mujeres de diferentes partes del mundo, creado “como respuesta a la actual violencia social, legal, política, moral y verbal experimentada por las mujeres actuales en diversas latitudes”.
Hasta la fecha, sus organizadoras aseguran que en el PIM hay representantes de 17 países (Alemania, Argentina, Chile, Corea, Corea del Sur, Ecuador, Escocia, Irlanda del Norte, Irlanda del Sur, Israel, Italia, México, Perú, Polonia, Rusia, Salvador, Suecia, Turquía).
En Argentina (más movilizada que nunca en la denuncia masiva contra las violencias hacia las mujeres) la convocatoria ya comienza a circular con fuerza en las redes sociales bajo el irreverente hashtag #NosMueveElDeseo, un deseo de fin de año para que 2017 arribe sin violencia machista y con una contagiosa propuesta de paro internacional de mujeres.
La consigna tiene historia y contexto que augurarían su éxito, al menos en Argentina. Historia: décadas de feminismo, especialmente fuerte y organizado desde el retorno de la democracia en 1983, es el colchón ineludible para que este tipo de demandas se piensen, se lancen y —eventualmente— se materialicen en reclamo colectivo.
Contexto: un país súper sensibilizado con respecto a la violencia de género a partir del lema y el grito unificador #NiUnaMenos que ya suma dos años consecutivos de movilizaciones masivas en las grandes urbes así como en cada localidad del país.
El 19 de octubre pasado sumó una huelga —más del orden simbólico en cuanto a faltar al trabajo— pero que se tradujo en trabajadoras y trabajadores vestidos de negro en sus ámbitos laborales (las fotos inundaron Facebook, Twitter, Whatsapp) y en marchas masivas hacia cada plaza principal de ciudades y pueblos que exclamaban “Ni una menos, vivas nos queremos”.
“Somos un montón y estamos organizadas”, adelanta otra de las frases para sumar adhesiones.