Más de 200.000 personas participaron del 34° Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias en La Plata. Compartimos las principales discusiones y conclusiones de cuatro de los 114 talleres: “Ecofeminismo”, “Feminización de la pobreza”, “Mujeres y Hábitat” y “Ciudades Feministas”.
Los días 12, 13 y 14 de octubre se realizó el 34° Encuentro Nacional de Mujeres, hoy llamado Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y No Binaries, en un gesto político de abrazo y visibilización de todos los feminismos que luchan por una sociedad libre de opresión patriarcal. Fue el más masivo, plural y diverso de la historia.
Este encuentro es una instancia de lucha, expresión, celebración, memoria y también de formación feminista. Para reflexionar, debatir y profundizar en torno a los feminismos y sus múltiples intersecciones, el Encuentro propuso 114 talleres agrupados en distintos ejes: Feminismos e historia de los feminismos, Identidades y sexualidades, Vínculos familiares y sexo-afectivos, Derecho a la salud y derechos sexuales y reproductivos, Violencias, Trabajo y desocupación, Territorios, Organización y activismos, Derechos humanos y acceso a la justicia, Niñeces/Adolescencias/Adulteces, Educación, ciencia y técnica, Coyuntura geopolítica y económica, Cultura, arte y deportes, Eclesiástico, Prostitución y trata, Medios y prensa.
Compartimos los principales debates de cuatro de los talleres:
Ecofeminismo
Fue la primera vez que se le dio espacio de taller al Ecofeminismo y participaron más de 500 compañeras distribuidas en seis comisiones. Cuando hablamos de Ecofeminismo nos referimos a una teoría crítica plural de la colonización de la mujer y del ambiente, así como a un movimiento social contra la matriz extractivista y patriarcal. El ecofeminismo no solo refiere al ambiente, sino también a lo cultural y lo político.
El taller se centró en el ecologismo social, la defensa de la tierra, la soberanía alimentaria, la salud, el medioambiente, los agrotóxicos y la equidad de género. Las participantes compartieron los principales problemas que sufren en sus territorios (daño a la salud, desalojo, persecución de activistas, entre otros) y se analizó la coyuntura que nos atraviesa: una crisis sistemática del modelo atroz que conjuga capitalismo, extractivismo y patriarcado.
Luego esbozamos colectivamente una serie de estrategias clave, como la promoción de políticas públicas, la creación de redes, fortalecer la comunicación y la educación ambiental, aprender de la cultura ancestral, abrazar las lógicas del feminismo comunitario, movilizarse en la vía pública para visibilizar las problemáticas, denunciar las actividades contaminantes, buscar amparos ambientales y, sobre todo, apoyar a las vecinas que sufren estos problemas. También se recomendaron algunas expertas en el tema, cuyas investigaciones y reflexiones pueden enriquecer la lucha en los territorios, como Maristella Svampa, Saskia Sassen, Merlinsky y Vandana Shiva.
Las principales conclusiones de este taller fueron: incluir en la agenda feminista los problemas ambientales del modelo productivo extractivista; visibilizar las experiencias que desarrollen el enfoque ecofeminista; retomar la Ley de Educación Ambiental argentina; promover estrategias ecofeministas y acciones colectivas para la creación de redes; conocer y exigir políticas públicas y experiencias autogestivas.
Feminización de la pobreza
En este taller, en el que participamos unas 500 personas distribuidas en seis comisiones, se abordaron ejes como capitalismo, patriarcado, neoliberalismo, racismo, distribución desigual de la riqueza, empobrecimiento material de las mujeres, vulneración de derechos, y mujeres y disidencias en situación de calle. Gran parte del taller se enfocó en este último punto, debido al preocupante incremento de personas en situación de calle que da cuenta de la transversalización de dos violencias: ser pobre y ser mujer. También se abordaron las especificidades de las indigencias urbanas y rurales.
Uno de los problemas identificados fue la injusticia de tener que gastar dinero en insumos sanitarios para la menstruación. Una compañera de Bogotá relató cómo dieron la lucha para que en Colombia el Estado estuviera obligado a otorgar toallitas higiénicas de forma gratuita. También se mencionaron los problemas vinculados al consumo de insumos sanitarios, la tenencia de hijas e hijos y el trabajo sexual. En contextos de crisis económica, es la mujer por su condición de género quien queda encargada de ser sostén emocional de la pareja y la familia; luchar por remuneraciones y subsidios en los organismos públicos del Estado, salitas de salud, escuelas públicas o merenderos; resolver la alimentación cotidiana de la familia con una escasez aguda de recursos. “La feminización de la pobreza existe porque somos nosotras las que damos la cara”, sintetizó una compañera.
Acercándonos a las conclusiones, se visualizó la responsabilidad del Estado en proveer políticas públicas efectivas, pero a la vez la necesidad de luchar contra la pobreza estructural de un Estado que enarbola un capitalismo excluyente. Y dos interrogantes: ¿Cómo llegamos a esas mujeres y disidencias en situación de calle, si en este Encuentro no están? ¿Cómo acercarles herramientas para que se auto-empoderen?
Mujeres y hábitat
En este taller se profundizó en torno al derecho a la tierra, la vivienda y los servicios; las luchas por el barrio y el equipamiento comunitario; tomas, ocupaciones, asentamientos y desalojos; desigualdades y diferencias en el uso del espacio urbano; políticas públicas y planificación urbana; análisis del espacio público desde una perspectiva de género: ciudades seguras, inclusivas y sin violencia hacia las mujeres y disidencias.
El taller se organizó en cuatro comisiones y su composición llevó a que las discusiones no sólo se situaran en el territorio argentino sino también en Colombia y Chile. Participaron organizaciones de muchas villas argentinas, quienes atravesaron el proyecto de reurbanización de villas y expresaron que no es cumplido en su totalidad. Desde las organizaciones se cuestionó la poca participación en la implementación y decisión por parte de las vecinas. También participaron profesionales, trabajadoras del Estado y compañeras de tomas de tierra (experiencias de Anisacate y Juárez Celman, entre otras), quienes ahondaron en los conflictos y vivencias que han atravesado en las tomas de tierras, llevando la discusión más allá de la ciudad a los bordes periurbanos y no urbanos (rurales, comunitarios, comunas pequeñas).
En cuanto a las principales problemáticas enunciadas, podemos nombrar la necesidad de que se amplíen los espacios de participación real para mujeres, lesbianas y trans; la feroz mercantilización de la tierra para empresarios y empresas, lo que provoca desalojos y acciones de violencia hacia poblaciones vulnerables; el Estado que siempre pondera los intereses de los poderosos; y los procesos de relocalización arbitraria.
La feminización de la pobreza emerge como problemática clave, transversal a las otras. El estado de la infraestructura y los servicios en los barrios impacta diferencialmente en nosotras, no hay suficiente transporte público y hay inseguridad en las paradas. En términos generales, los proyectos urbanos no priorizan la dificultad específica que enfrentan las mujeres en el acceso a infraestructura y servicios. Tampoco hay propuestas que organicen de otro modo las tareas de cuidado para compatibilizar el tiempo de las mujeres.
Algunas de las estrategias clave que fueron emergiendo se vinculan a construir alianzas y articulaciones fuertes, ocupar las tierras, asegurar que las migrantes tengan el mismo derecho de acceso a un hábitat digno; gestionar políticas que contemplen que los territorios y las necesidades son diversas, por lo que las soluciones tienen que ser diferentes; y traccionar la nacionalización de la Ley 341 (Ciudad de Buenos Aires) y de la Ley 14.449 de Acceso Justo al Hábitat.
El tema es complejo y tiene muchas aristas para seguir explorando. Debemos seguir ahondando en el protagonismo de los cuerpos-territorios de las mujeres y de las lesbianas, travestis y trans en la lucha por la vivienda y por un hábitat justo; el impacto de la crisis en su vida cotidiana y cómo sus voces y experiencias muchas veces no son tenidas en cuenta y son invisibilizadas.
Ciudades feministas
Fue la primera vez que se propuso este taller y desde la Comisión Organizadora se decidió convertirlo en Conversatorio por ser muy «específico». Sin embargo, como en tantos otros -el de niñas y adolescentes, por ejemplo-, quienes nos convocamos en ese espacio decidimos darle status, metodología y funcionamiento de taller. Algunos de los puntos abordados fueron urbanismo feminista, feminismo y espacio público, ciudad y diversidades, activación del espacio público, recorridos urbanos, escraches, resistencia, accesibilidad y ciudades habitables y libres de acoso y violencia.
Nos organizamos en tres comisiones de unas 70 compañeras cada una. Los reclamos por la vivienda digna, la necesidad de apropiación del espacio público por parte de mujeres y disidencias, el cuestionamiento a la propiedad privada y las violencias fueron los temas principales que se entrelazaron en los debates. Muchas participantes se presentaban como estudiantes de arquitectura o arquitectas, visibilizando la perspectiva de género en su formación de grado y, también, expresando condiciones de trabajo y de formación patriarcales, que cohartan libertades y las violenta. Las organizaciones territoriales, en esta oportunidad, no fueron parte del taller. Es un desafío pendiente para profundizar debates e intercambios.
Algunos de los interrogantes que condujeron el debate fueron: ¿Qué ciudades queremos construir desde los feminismos?, ¿cuáles son las especificidades de las propuestas pensadas desde el urbanismo feminista?, ¿qué tienen de diferente las propuestas del urbanismo feminista respecto de otras propuestas que desde hace muchos años se construyen desde movimientos y organizaciones sociales de izquierda?, ¿qué herramientas tenemos para construir estas ciudades?, ¿cuáles son los temas prioritarios que nos planteamos?, ¿cuáles son las experiencias de resistencia que nos venimos dando para transformar los espacios en los que vivimos?