Mientras el tema está en debate en el Congreso de la Nación, con dictámenes diferentes que avanzan en paralelo en el Senado y en Diputados, los legisladores bonaerenses aprobaron la paridad de género y en las próximas elecciones las listas deberán incluir 50% de mujeres.
En 1991, las mujeres casi no existían en el Congreso de la Nación argentino: apenas 12 de los 257 representantes de la Cámara de Diputados eran mujeres (4,6%) mientras que sólo había dos senadoras de los 72 miembros (2,7%). Ese año, el movimiento de mujeres y las políticas de diversos partidos parieron un gran logro colectivo: que el Poder Legislativo argentino aprobara la denominada “Ley de Cupo”, que hasta hoy rige y obliga a todas las listas a presentar el 30 por ciento de candidatas mujeres.
La ley cambió por completo la composición del Congreso argentino: hoy el 38% de las bancas de la Cámara de Diputados está ocupado por mujeres y la cifra es de 40% en el senado. Es decir, incluso se supera, en ambas cámaras y desde hace años, el piso legal.
En paralelo a la incorporación en porcentajes sustanciales de las mujeres en cargos legislativos, aumentó la sanción de leyes que intentan dar respuesta a problemáticas que afectan en especial a mujeres, como la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, entre muchas otras.
El tema resurgió en Argentina. En el Congreso se debate actualmente cambiar de “ley de cupo” por “ley de paridad”, para elevar a 50% el porcentaje obligatorio. El contexto nacional parece ser propicio: la provincia de Buenos Aires acaba de sancionar una iniciativa igual que regirá en al Poder Legislativo local.
Una de las variables que se utilizan para medir las desigualdades entre varones y mujeres a nivel mundial es la participación de las mujeres en los parlamentos nacionales.
A Argentina le va muy bien en desarrollo humano en general (al menos hasta el año 2014, Naciones Unidas la ubicaba entre los países de “muy alto índice de desarrollo humano (IDH)”, en el puesto 49 entre 189 países) pero no le va tan bien en el ránking de desarrollo con enfoque de género (se ubica en puesto 75 entre 149 países). En el ranking regional ISOQuito, Argentina confirma su liderazgo en la toma de acciones que promuevan la representación política de las mujeres. El ISO Quito es un ranking que a partir de distintos indicadores mide la desigualdad de género en la región, de acuerdo a los consensos derivados de las conferencias regionales sobre la mujer (Cepal).
Sin embargo, es uno de los países más avanzados si se tiene en cuenta sólo la representación de la mujer en el Congreso (una de las variables que se utiliza para construir el ránquing de desarrollo con enfoque de género): ocupa el puesto 13 del ránking entre los 149 paíes. La explicación es simple: las medidas denominadas de “discriminación positiva” lo lograron.