Las trabajadoras del hogar del Perú se encuentran a un paso de conseguir la aprobación de una nueva ley que acabe con el régimen laboral discriminatorio en el que se encuentran y reconozca una serie de derechos que les fueron arrebatados por décadas.
El pasado 16 de junio, durante la sesión de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social del Congreso de la República, se aprobó el predictamen de la nueva Ley de Trabajadoras del Hogar. Con un voto unánime de todos los parlamentarios de la Comisión, ahora resta que el proyecto pase a debate en el Parlamento para su legislación.
El documento recoge una serie de proyectos de ley presentados entre 2016 y 2018, y contó con la participación de las federaciones de trabajadoras domésticas. Un avance que llega en un contexto de emergencia nacional donde miles de trabajadoras del hogar han sufrido despidos, reducción de sueldos, incremento de horas de trabajo y hasta confinamiento forzado en casa de sus empleadores/as.
“Despidos masivos sin pago de beneficios, echadas a la calle sin ninguna consideración… [A los empleadores] no les importa si las trabajadoras están solas, si son ancianas o jóvenes. Del total de casi 500.000 trabajadoras del hogar, solo están trabajando 33.000, sin descanso, con reducción de salario y alimentos, expuestas al exceso de utilización de productos de desinfección. Las familias viven en su mundo, cuidadas por las explotadas, sus trabajadoras del hogar”, explicó Paulina Luza Ocsa, secretaria de Defensa de la Federación de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar Remunerados del Perú – Fentrahogarp y secretaria de la Organización del Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar del Perú – Sintrahogarp.
Más de 496.000 personas se dedican al trabajo doméstico en el país. De ellas, 95% son mujeres y 92% trabaja en la informalidad. Además, 60 trabajadoras contrajeron el Covid-19 al cuidar a empleadores contagiados, según la Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar del Perú (Fenttrahop).
La nueva ley contempla una serie de mejoras en el régimen laboral de las trabajadoras que, hasta hoy, sigue siendo esclavista. Entre los cambios se encuentran la obligatoriedad de un contrato escrito, el establecimiento de una edad mínima para realizar el trabajo, un sueldo mínimo, alimentación y seguro de salud, jornadas laborales de 48 horas semanales y otros derechos laborales.
Este importante paso no se hubiera logrado sin la ardua y permanente lucha de las trabajadoras del hogar sindicalizadas, quienes exigen desde hace años el reconocimiento de sus derechos y el acceso a un trabajo digno. Son ellas quienes juntan esfuerzos para lograr la aprobación de la nueva ley en el pleno del Congreso de la República.