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Solsiret: Te buscamos hasta encontrarte, ahora exigimos justicia

Después de casi cuatro años de la desaparición de la feminista Solsiret Rodríguez, la Policía Nacional del Perú detuvo a los culpables. Machismo, indiferencia misógina, ineficiencia e indolencia de las instituciones del Estado se combinaron en este feminicidio.

El 14 de febrero de 2020 la Policía Nacional del Perú detuvo a Kevin Villanueva y Andrea Aguirre, sospechosos de la desaparición de Solsiret Rodríguez Aybar. Después de cuatro días confesaron el crimen e informaron el lugar donde se encontraba parte del cuerpo.

Fueron tres años y medio de una lucha interminable. Fue el coraje de la madre y el padre de Sol, el apoyo del movimiento feminista y la defensa legal del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán quienes, pese a los miles de obstáculos, los prejuicios machistas de los operadores de justicia y la ineficiencia e indolencia de las instituciones del Estado, nunca dejaron de buscar a la activista.

La desaparición

Solsiret era feminista y activista, estudiante de sociología y madre de dos hijos. Participó en la organización de la primera marcha “Ni una menos”, una de las movilizaciones más grandes e importantes de la historia del feminismo en el Perú, donde marchamos juntas por un país libre de todas las violencias.

Sol desapareció el 23 de agosto de 2016 del departamento donde vivía con su pareja, Brian Villanueva, y los familiares de él. La última persona en verla fue la novia de su cuñado, Andrea Aguirre Concha.

Desde un inicio, Brian y su familia manifestaron que Solsiret se había marchado llevándose todas sus pertenencias y dejando a sus hijos. Al día siguiente de su desaparición, Brian puso una denuncia contra la activista por abandono de hogar.

Según los testimonios recogidos por el equipo legal de Flora Tristán, Sol era constantemente acosada y fue agredida sexualmente por el hermano de Brian, Kevin Villanueva.

Además, los familiares de la pareja de Sol reprochaban su forma de vida y la hostilizaban permanentemente. No aceptaban que fuera estudiante, feminista y activista; pensaban que “no era lo que una mujer con dos hijos debería hacer”.

La madre y el padre de Sol, al no poder dar con su hija, acudieron a una comisaría para hacer la denuncia de desaparición. Allí recibieron el primer golpe del Estado, al enfrentarse con agentes policiales misóginos que no aceptaron la denuncia y les dijeron que “según su experiencia, seguramente, como era joven, estaba con la cabeza caliente y se habría fugado con otra pareja”. Estos argumentos son reiteradas veces utilizados en las investigaciones de mujeres desaparecidas.

Meses después, el Ministerio del Interior presentó un informe que aseguraba que Solsiret estaba en alguna playa del Norte del país. El equipo de inteligencia de la Policía Nacional de Perú utilizó para este documento fotografías del Facebook de Sol, que fueron tomadas y publicadas mucho antes de la fecha de su desaparición. Una clara muestra de la falta de compromiso, poca seriedad e indolencia por parte de los operadores de justicia.

Cuatro fiscales y seis grupos diferentes de unidades de la Policía trabajaron en el caso, quienes intervinieron mostrando desidia frente al dolor de los familiares de una mujer desaparecida y obstaculizaron la investigación.

El Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán ha señalado en reiteradas ocasiones que frente a la denuncia de una mujer desaparecida, la Policía debe actuar con la presunción de un caso de feminicidio o trata de personas, sobre todo en un contexto de violencia contra las mujeres como el que se vive en Perú. En la emblemática sentencia de Campo Algodonero, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) establece estándares básicos para la atención de los casos de las mujeres desaparecidas, señalando que el Estado debe actuar con debida diligencia. Estándares que no se cumplieron en el caso de Solsiret.

 

A Solsiret la mató el machismo

El Estado le falló a Solsiret y lo sigue haciendo con miles de mujeres. La búsqueda de las mujeres en el Perú se inicia con prejuicios machistas, juzgándolas por su condición de mujer, limitando una adecuada investigación.

Cuando una mujer desaparece es porque algo le pasó, esa debe ser la presunción inicial y actuar ante ello. No puede ser que la búsqueda de una mujer  comience señalando que se va de su hogar. Tenemos que establecer medidas inmediatas cuando una mujer desaparece. Las búsquedas se realizan después de semanas o meses”, explicó Ivonne Macassi, abogada de los padres de Solsiret y coordinadora del programa de Derechos Humanos de Flora Tristán.

“Para el equipo legal de Flora Tristán, el crimen de Sol es un feminicidio. No estamos hablando de cualquier asesinato, debe de analizarse el contexto de violencia de género que ella vivía. A Solsiret también la mató el machismo que existe en nuestras autoridades, que determinó una cadena de negligencias, permanente impunidad e indiferencia misógina frente a este caso. La impunidad frente a los casos de violencia contra las mujeres es otro de los elementos que se debe considerar para calificar un caso como feminicidio”, expuso Liz Meléndez, directora de Flora Tristán.

El Estado es cómplice

Rosario Aybar y Carlos Rodríguez, madre y padre de Solsiret, exigen justicia para su hija. Después de 3 años y medio de angustia y sufrimiento, empiezan su duelo. Y empieza también la verdadera lucha para conseguir sanción para todos los implicados en el feminicidio de su hija.

“El Ministerio Público me ha faltado el respeto. Les ha faltado el respeto a todas las mujeres desaparecidas. Para ellos mi hija se fue con otro, se fue porque quiso. Tiene que haber una disculpa hacia mi persona, hacia mi familia y hacia la memoria de mi hija. La insultaron. La denigraron al decir que estaba por el Norte del Perú paseando. Mil veces hubiera querido que estuviera paseando, con vida. Miren como la encontré, no es justo. Tenemos que buscar leyes y normas que apoyen a las desaparecidas. Para que no vuelva a suceder lo que pasó con mi hija”, dijo la madre de Solsiret.

El pasado miércoles 19 de febrero decenas de feministas, mujeres, activistas y familiares de mujeres desaparecidas realizaron un plantón en la puerta de la Dirección de Investigación Criminal de Perú (DIRINCRI) para exigir sanción para los culpables del feminicidio de Sol.

“¡A Solsiret la buscamos sus amigas, no la Policía! ¡No estaba perdida, estaba desaparecida y no hizo nada la Policía!”, fueron algunas de las arengas que se escucharon en la manifestación (una de las muchas acciones que realizó el movimiento feminista en estos casi 4 años de lucha para encontrarla).

Gracias a la presión del movimiento feminista y su diversidad y a los medios de comunicación, el Poder Judicial dictó prisión preventiva para Andrea y Kevin. Sin embargo, la investigación recién comienza y aún restan muchas dudas que responder.

Para el equipo legal de Flora Tristán existen varias personas involucradas en el feminicidio de Sol. Según la hipótesis que maneja, Brian y sus padres tenían conocimiento del crimen. La organización feminista ha realizado un pedido para abrir la investigación contra todas las personas que participaron.

“La muerte de Solsiret no fue accidente. Ha habido más de un autor. ¡Es un homicidio agravado! Esperamos que el juzgado actúe como debe ser, pero además necesitamos que sigan investigando y sancionen a los todos los culpables. Hay abundantes pruebas que indican que Solsiret era hostilizada por la familia de su pareja. Además, Brian debe ser investigado; nunca la buscó y creemos que él tuvo conocimiento de todo lo ocurrido”, informó Ivonne Macassi.

Además, la familia de Solsiret está evaluando una denuncia formal contra el Estado peruano por no actuar con la debida diligencia, perpetuando una situación de impunidad. “Están identificando a todos los policías que intervinieron, a diversos niveles. Se acuerdan perfectamente de todo, y casi todo lo tenemos documentado. Lo mismo con los fiscales y los adjuntos y adjuntas”, indicó Macassi.

Punto de quiebre: Ley Solsiret

Según la Defensoría del Pueblo, sólo en enero de este año se registraron 158 desapariciones de mujeres. Es decir que cada cinco horas desaparece una mujer en Perú. Frente a este grave problema y la ineficacia de las entidades del Estado, la ciudadanía demanda cambiar la forma de actuar en la búsqueda de las mujeres desaparecidas a través de la creación de una nueva ley: La Ley Solsiret.

El movimiento feminista, mujeres activistas, diversas organizaciones y líderes de opinión se han sumado a la demanda de la creación de la Ley Solsiret con el objetivo de exigirle al Estado que apruebe los mecanismos necesarios para la correcta búsqueda de las mujeres desaparecidas.

Entre las demandas concretas se encuentran: la creación de un Protocolo Específico para la Atención e Investigación de casos de mujeres desaparecidas, que aún sigue pendiente; la Implementación del Registro Nacional de Información de Personas Desaparecidas (el portal de personas desaparecidas dejó de funcionar en el 2017); y la creación de una legislación para sancionar a las empresas de telecomunicación que no brinden la información de la ubicación de los equipos celulares de manera inmediata. En el caso de Sol fueron las empresas Entel y Movistar quienes demoraron más de 2 años en enviar el reporte de geolocalización.

Solsiret, seguiremos luchando junto a tu familia por justicia, reparación y verdad. Hoy más que nunca reforzamos nuestra lucha y nos unimos para construir ese mundo libre de machismo, violencia de género e impunidad que tanto soñaste. ¡Sigamos juntas por Solsiret, buscando a todas las que nos faltan!