Feministas latinoamericanas participaron de un conversatorio en Córdoba, Argentina, para profundizar los debates y reflexiones ante el ascenso de gobiernos conservadores y antiderechos en la región.
Unas horas antes del comienzo de la actividad, el predio al aire libre de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba comenzó a ser ocupado por grupos de estudiantes, activistas, feministas, que buscaban asegurarse un lugar en las primeras “filas” frente al pequeño escenario. Resistencias feministas ante la avanzada fundamentalista en la región se tituló el conversatorio, llevado a cabo el pasado martes 18 de febrero, que reunió a Gina Vargas (Perú), Clyde Soto (Paraguay), Ana Cristina González Vélez (Colombia) y Rita Segato (Argentina) junto a Ana Falú (Argentina), quien ofició de moderadora. La actividad pretendió ser un espacio para conocer y nutrir los principales debates en torno a las resistencias de los feminismos en el contexto latinoamericano actual.
“Es un día feminista” dijo Ana Falú al dar la bienvenida, aludiendo al cielo despejado y al hermoso clima de la tarde, frente a una gran cantidad de personas que se acercó a escuchar y compartir la discusión. Luego de agradecer a todas las instituciones que brindaron su apoyo a la actividad, Ana señaló: “Insistimos en cuestionar, en involucrarnos en la transformación cultural, que va más allá, que cuestiona el patriarcado. Y es un contexto global, regional, de retrocesos y, al decir de Clyde Soto, vivimos un ciclo de des-democratización, y es desde ese contexto que queremos sumar estas reflexiones hoy”.
La primera en tomar la palabra fue Gina Vargas, apuntando los principales cambios que se observan desde la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, hasta hoy. “A pesar de que en estos 25 años hemos conseguido muchas cosas interesantes, no siempre ha sido a la velocidad que necesitábamos, no siempre con los recursos necesarios (…). Han sido 25 años donde lo que hemos ganado, lo hemos ganado por la lucha y la organización, y la presión de las nuevas generaciones”, señaló, a la vez que dejó en claro que muchas de las necesidades y reclamos planteados en aquel momento siguen sin cumplirse y se han sumado nuevas dimensiones que es necesario incluir. A partir de tres categorías -la desigualdad, la democracia (o des-democratización) y la autonomía- Gina realizó su análisis y remarcó la existencia de una “perversa alianza entre patriarcado (heterosexual), colonialidad (racismo y toda la negación de la diversidad) y capitalismo” que exacerba al máximo los mecanismos de exclusión y ante la cual debemos enfrentarnos atacando esa alianza, no sólo una parte.
Reflexionando sobre las distintas autonomías por las cuales lucha el movimiento feminista (económica, física) Gina resaltó la necesidad de lograr autonomía sociocultural: “Una de las dimensiones más complejas en nuestras sociedades ha sido la invisibilidad tremenda de que somos una región multicultural, pluriétnica, y de diferentes miradas y cosmovisiones. La autonomía sociocultural se refiere justamente a la importancia de una valoración igual del conocimiento, de las cosmovisiones y los paradigmas”, siendo necesario “romper la idea de una sola forma de conocimiento o la valía de una sola cultura vista como universal”. Sobre el cierre agregó que en este momento “no podemos pensar la agenda feminista si no es incorporando las dimensiones diversas de lucha. Por ejemplo, la lucha contra el extractivismo, la defensa del territorio… Son luchas nuestras, feministas, porque no las podemos dejar simplemente para que un sector o un grupo las asuma, cuando tienen que ver realmente con el futuro de la humanidad”.
“Estamos viendo un avance explícito de fuerzas retrógradas que combinan el abordaje religioso con el político como sustento de sus ideas, de sus justificaciones, de sus modus operandi y de la ampliación de su base social, para producir un retroceso en nuestras construcciones democráticas”, afirmó Clyde Soto al iniciar su exposición sobre los procesos de des-democratización y resistencia en la región, remarcando la amenaza que esto supone a todos los avances que han hecho quienes pelean por la autonomía de sus vidas. Recordó cómo Paraguay puso reparos a utilizar el concepto de “género” en la Conferencia de Beijing antes mencionada y remarcó que, pese a que estos avances fundamentalistas “se vienen gestando desde hace mucho tiempo”, se vuelve necesario notar cuáles han sido los cambios, ya que ahora tienen un “carácter trasnacional, mucho más sofisticado, con muchos más recursos, y mucho más coordinado”, que hace que veamos las mismas campañas, los mismos slogans, en todos nuestros países de Latinoamérica.
Soto también señaló el fortalecimiento de la alianza entre grupos conservadores anti-géneros, anti-derechos y las ultraderechas políticas que trabajan en los procesos des-democratizadores, que en muchos casos (Brasil, Paraguay, Honduras, Haití, entre otros) “están utilizando los mecanismos de la democracia para vaciarla de contenido y de profundidad”, socavando la idea de “una democracia que entendemos no sólo como un proceso de ir a votar cada tanto (…), sino como un sistema de convivencia donde podemos existir en pluralidad y con derechos”. En este contexto, reflexionando sobre el título del panel, Clyde aportó a la idea de las resistencias y expresó: “Yo creo que resistir, como dijo Ana Falú, es persistir y permanecer para preservar ese derecho a existir. Y en el caso del feminismo es para preservar nuestro derecho a existir como movimiento que revoluciona las cosas. No es resistir para quedarnos en nuestro lugar, es resistir para seguir existiendo y para seguir cambiando”.
En tercer lugar tomó la palabra Ana Cristina González Vélez, quien analizó el estado del debate sobre el aborto en nuestros países, un tema sobre el cual el movimiento feminista latinoamericano “no ha parado de construir argumentos, de sofisticar los argumentos, de diversificar sus estrategias y sus objetivos de cambio (…), no ha parado de construir alianzas y, a la vez, en cierta manera, es el tema con menos éxito a la hora de quedar plasmado en la política pública”.
González Vélez detalló cómo los avances se han concentrado en la “juridificación” de las estrategias de incidencia con el objetivo de lograr regímenes de aborto legal más permisivos, de incrementar el acceso a las formas existentes de aborto legal ofreciendo argumentos para que las causales se interpreten de la manera más amplia, o bien de crear acceso en contextos legales altamente restrictivos. Caracterizó a la movilización en Latinoamérica como explosiva y expansiva: “El movimiento feminista no ha dado un solo paso atrás en materia de aborto, y esto es importante porque contempla distintos períodos: desde el rechazo al crimen de aborto hasta su regulación, que no era la manera como veníamos actuando 25 años atrás”. Además, Ana Cristina destacó que la discusión sobre el aborto ha permitido reposicionar la libertad de las mujeres: “Si las mujeres no pueden decidir sobre sus cuerpos, quiere decir que no son libres como ciudadanas”.
Pese a los avances en leyes que despenalizan el aborto, las que lo perpetúan como delito no son sólo obsoletas por no haber sido hechas con nuestra participación, sino que están “informadas por la subvaloración de la vida de las mujeres, subvaloración de su vida como biología y como biografía”, indicó González Vélez. Explicó que las leyes que admiten abortos por causales entienden la vida de las mujeres como biología, permitiendo abortar si van a morir, si se enferman, si tienen malformación fetal, “pero de ahí para adelante son delincuentes y son criminales” y, entonces, “estas leyes expresan la menor bio-legitimidad que se le concede a esa ecuación entre el feto y la mujer, a quienes rehúsan el destino de la maternidad forzada”.
“Resistir es caminar, transformarse”, expresó Rita Segato, quien cerró el panel. En línea con la idea de re-existencia, señaló que “la burocratización del pensamiento es un gran enemigo de nuestro proyecto histórico, que necesita del tiempo, del movimiento que ese tiempo introduce en la vida y en la política”. En su análisis abordó algunos de los problemas que encuentra la idea de re-existencia en su camino. Uno de los obstáculos es el de soportar las divergencias, frente al cual el pluralismo aparece ineludible y antecede al propio feminismo: “Si el feminismo no es pluralista, perderá su ruta, perderá su camino inevitablemente”.
Segato introdujo el problema que ella denomina “la dueñidad”, la fase contemporánea del capital, en la que hablar de desigualdad no alcanza porque asistimos a esta nueva etapa donde “existen dueños de la vida y de la muerte, dueños del planeta, dueños de porciones cada vez más extensas del planeta. Se dice que el capital financiero es etéreo, lo cual en parte es así, pero esa riqueza también atesora pedazos muy concretos de la tierra, de los territorios del planeta”. En esta misma línea, señaló la existencia de una enfermedad del “adueñamiento” que se diagnostica observando el aumento de la crueldad extrema sobre las mujeres, notando la capacidad de apropiación de los cuerpos de las mujeres. “Hay una gran sintonía, una gran analogía entre la estructura patriarcal y la estructura de un mundo adueñado. El patriarcado es la forma más perfecta de simbolizar lo que es un mundo de dueños”, detalló. Finalmente, Rita analizó lo que ocurre en los desarrollismos de gobiernos neoliberales y también de gobiernos progresistas, dónde la cuestión de la mujer se expresa al interior de ambos como obstáculo. Señaló la urgencia de replantear la totalidad de la política, para descartar la idea de que los machismos en la política “importan poco”, y la necesidad de no postergar más las agendas feministas ante la idea de los gobiernos machistas que establecen que lo primero es resolver los problemas del pueblo. “Es un chantaje. (…) Nos estamos dando cuenta de que es exactamente al contrario: cuando las mujeres resolvamos nuestros problemas, se van a resolver los problemas del pueblo”.
Posteriormente a las exposiciones hubo un breve intercambio de preguntas y comentarios y se proyectó el spot de la campaña Activate contra los fundamentalismos, desarrollada por la Articulación Feminista Marcosur.
El conversatorio completo puede escucharse