Se realizó el I Encuentro de Feministas Universitarias y Estudiantes de Escuelas Superiores de Lima, con el objetivo de unir fuerzas contra las diversas formas de violencia que existen en sus centros de estudios. Más de 50 jóvenes participaron los días 21 y 22 de setiembre.
La violencia de género dentro de las universidades, institutos y escuelas superiores en el Perú existe y es muchas veces invisibilizada. La falta de supervisión por parte de las instituciones del Estado, sumada al nulo interés de los directores para eliminar la violencia contra las mujeres, solo muestra la urgente necesidad de alzar la voz, organizarnos y luchar juntas.
Fue esto lo que motivó a las integrantes del colectivo Bloque Universitario Feminista – BUF a realizar un evento donde estudiantes puedan contar sus experiencias y unir fuerzas contra el acoso, el hostigamiento sexual y toda forma de violencia dentro sus centros de estudios.
Conversamos con Maya Taipe y Angie Muñoz, integrantes del BUF, quienes nos contaron sobre la importancia de este evento en la lucha por erradicar la violencia de género al interior de las universidades.
¿Cómo nació la idea de realizar un Encuentro de Feministas Universitarias?
Angie: Conocer la realidad que vive cada estudiante en su centro de estudios es necesario para diagnosticar la situación en la que nos encontramos. La data que nos proporciona la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria – SUNEDU (entidad que supervisa las universidades del Perú) sobre el número de casos de acoso sexual es irrisoria: 125 casos en 2018. Necesitábamos reunirnos y visibilizar lo que realmente está pasando.
Maya: Como integrantes del Bloque venimos trabajando desde 2017 en el seguimiento de casos y en la supervisión de los mecanismos de justicia. Tenemos mucha información que queríamos democratizar para que pudieran utilizarla en sus centros de estudios, además de demostrar a las universidades que somos muchas y que estaremos siempre vigilantes.
¿Cuál es la realidad que enfrentan las universitarias?
Maya: Las políticas y reglamentos de las universidades o escuelas superiores no tienen un enfoque de género, pese a las constantes denuncias de estudiantes que pasan por situaciones de violencia. No les importa que nosotras estemos pisoteadas completamente en su centro educativo.
Angie: Gracias al encuentro nos dimos cuenta de que no son casos aislados, es algo sistemático que pasa en todas las universidades. Además, descubrimos otro tipo de problemas, como los que tienen nuestras compañeras que son madres y no cuentan con espacios adecuados como lactarios.
¿Existen mecanismos de justicia para las víctimas?
Maya: Hemos logrado algunos avances respecto a la creación de mecanismos. En la actualidad tenemos una ley universitaria que obliga a estos centros educativos a tener e implementar un protocolo para atender los casos de hostigamiento sexual. Y desde marzo de este año existe un reglamento para sancionar a las universidades que no los atiendan de forma correcta.
Angie: Lamentablemente esto solo queda en el papel. Las universidades solo crean protocolos por cumplir con la ley, lo copian (literal) de otros centros de estudios, o simplemente no lo tienen. Además, no cuentan con personas especializadas para manejar los procesos de sanción contra el agresor.
El caso de las escuelas superiores es mucho más grave, ya que las entidades del Estado se pelotean la responsabilidad y función supervisora de estos centros de estudios. Aun no está claro quién supervisa que “cosa” en las escuelas superiores y menos todavía quién supervisa los casos de violencia.
¿Cuál fue la agenda del evento?
Maya: Hablamos de violencia de género y derechos sexuales y reproductivos, y pusimos énfasis en trabajar contra el acoso sexual en los centros de estudios. También incentivamos a que se organicen dentro de sus instituciones: cuando hablamos en conjunto tenemos mayor poder de incidencia.
Angie: Queremos que, además de sumarse a la lucha y fortalecerse, comiencen a formar colectivos para que puedan trabajar con más fuerza al interior de sus universidades. La organización fue un tema principal.
¿Qué resultados les deja este I Encuentro?
Maya: Nos dimos cuenta de que, pese a estudiar carreras completamente diferentes, nuestras perspectivas siempre tienen que ver con el feminismo. Y lo importante que es hacer seguimiento exhaustivo a todas las universidades.
Angie: Muchas de las personas que participaron no sabían que existe un protocolo o reglamento contra el acoso. Nos preocupa que nuestras compañeras no sepan qué hacer si pasan por estas situaciones. Las universidades y la SUNEDU no trabajan de la mano con las estudiantes. Tenemos el último lugar de importancia, a pesar de ser los personajes principales de este problema.
En el encuentro participaron hombres cisgénero que hablaron sobre la violencia contra el colectivo LGTBIQ en las universidades, que no solo viene de los estudiantes, sino también de muchos profesores homofóbicos que nos discriminan e incitan al odio. No tenemos acceso a la justicia. Nos sentimos inseguros/as dentro de nuestros ambientes de estudio. Es una realidad y un problema que también nos urge trabajar.
¿Cuáles son los siguientes pasos?
Maya: Nuestro objetivo más cercano es tener datos reales sobre el acoso sexual en los centros de estudios superiores. En el encuentro elaboramos una encuesta, armada con las más de 50 compañeras en una plenaria, que aplicaremos a todas las universidades del país.
También iniciaremos la incorporación de nuestras compañeras de las diversas regiones del Perú. Esperamos que el II Encuentro sea a nivel nacional.
Angie: Vamos a fortalecer nuestro rol de vigilancia con las universidades y entidades del Estado, reuniéndonos con cada una de ellas. Vamos a visibilizar que existe violencia de género en las universidades y escuelas. Las cosas solo avanzan si actuamos, si nos hacemos escuchar.
Trabajaremos para implementar el enfoque de género en la Ley Universitaria y para que las entidades del Estado nos incluyan en las mesas de trabajo correspondientes. Existe un protocolo y reglamento contra el acoso que fue elaborado sin la participación de las universitarias. Este primer encuentro nos abrió una puerta para organizarnos e incidir en la política, para seguir avanzando en la lucha por una vida sin violencia.