Boca a BocaNoticias

Paraguay: La maternidad castigada en el país de los “pro vida”

Mientras ambas Cámaras del Congreso Nacional se declararon “provida” y “pro familia”, la Corte Suprema de Justicia aceptó la condena a 45 días de prisión de una teniente de las Fuerzas Armadas que pidió condiciones adecuadas para amamantar a su hijo.

Por Fátima E. Rodríguez

A las mujeres y a las niñas se las castiga en Paraguay. A las que no quieren ser madres, como Mainumby, de 11 años, se las obliga a parir después de una violación. A las que deciden ser madres y quieren cuidar bien de sus hijos, como Carmen Quinteros, también se las castiga, condenándolas a prisión. Pero en Paraguay se declaran “pro vida” o “pro familia” la Cámara de Diputados, la Cámara de Senadores, las municipalidades y hasta el ministro de Educación y Ciencia.  ¿Cómo sobrellevar la maternidad en el país donde se declaran pro vida pero en realidad son anti derechos de las mujeres?

Carmen Quinteros cumplió 34 años el pasado 16 de abril. Días antes, la Corte Suprema de Justicia confirmó la condena de la Justicia Militar que la obliga a cumplir 45 días de prisión por haber solicitado amantar a su hijo en 2016, a quien le habían detectado intolerancia a leches de fórmula y a otros alimentos. En 2017, poco antes del “Día de la madre”-que se celebra el 15 de mayo en este país-, un juez del ámbito de la justicia militar había ordenado su prisión por “insubordinación”. Entonces, una manifestación de madres que dieron de mamar a sus bebés en la calle con el nombre de “mamatón” evitó su prisión. Quinteros no habla con la prensa ni con las organizaciones, pero su caso indigna en las redes sociales y ha salido en todos los periódicos internacionales.

Cronología

Quinteros fue la mejor egresada de su promoción (2006) que, a su vez, fue la primera que permitió el ingreso de las mujeres a las Fuerzas Armadas (FFAA). Es militar con grado de Teniente. En 2016, cuando decidió ser madre, el Ejército le mostró todo su poderío machista.

9 de abril de 2016: Nace su hijo.

19 de abril de 2016: Le anuncian que fue reemplazada en el cargo que cumplía hasta ese momento.

22 de abril de 2016: A trece días de parir, le ordenan presentarse en el lugar de servicio pese a la prescripción post parto. Asiste al lugar de trabajo para realizar las formalidades de entrega del cargo, con su hijo en brazos.

25 de julio de 2016: Se reintegra al trabajo, porque termina el permiso de maternidad. Sus condiciones laborales son completamente distintas.

8 de agosto de 2016: La trasladan a otra Unidad de la Armada.

9 de agosto de 2016: Cuando su hijo cumple 6 meses, le ordenan hacer las guardias y es advertida de que en cualquier momento deberá realizar el servicio de semana. “Es ahí donde me salta la desesperación, porque serían siete días sin estar con mi hijo”, relató Quinteros en sus declaraciones ante la Justicia. Presenta una nota solicitando una reconsideración para que le devuelvan su puesto anterior, ya que allí cumplía tareas más administrativas. La nota es derivada a la Justicia Militar. Le atribuyen el cargo de “delito y falta contra la disciplina”. Ante la situación, recurre a la Justicia civil para asegurar el derecho de su hijo de alimentarse con leche materna. En Paraguay, la amparan el “interés superior del niño” y la “ley de promoción de la lactancia materna”.

Días antes del 15 de mayo de 2017: Feministas y movimientos de mujeres se manifiestan y ponen en evidencia las arbitrariedades de las FFAA en el caso, pero eso enoja aún más a sus superiores. “Las FFAA no están por encima de la ley. No es aceptable que una mujer sea procesada por hacer cumplir la ley y la constitución. Proteger la vida es cumplir la ley de lactancia materna”, dijo entonces la abogada feminista Mirta Moragas. “Ella se encuentra en periodo de lactancia materna, pero las FFAA le obligan a turnos de más de 40 horas, sin posibilidad de espacio para amamantar. Las FFAA no cuentan con lactarios ni guarderías. Ante la gravedad, un juez le da una medida cautelar por la cual obliga a las FFAA a cumplir la ley. Ante esta situación, sus superiores y las FFAA inician un proceso en el ámbito militar, por haber realizado esa denuncia. La acusan de calumnia y faltas contra la disciplina militar”, explicó en ese momento.

– Ante la presión de las organizaciones feministas y de mujeres que se solidarizaron con su situación, la Defensoría del Pueblo solicitó un habeas corpus para que no la envíen a prisión. La Justicia Militar intentó “apelar” el habeas corpus. El debate había llegado al congreso de Paraguay, donde las expresiones conservadoras pusieron en tela de juicio incluso “la pertinencia” de las mujeres en las Fuerzas Armadas de la Nación.

19 de mayo del 2017: Las FFAA construyen el primer lactario en dependencias militares del país, a raíz del debate generado sobre el caso de Carmen.

Abril de 2019: El proceso continuó en sede de la Justicia ordinaria, hasta que en abril de 2019 la Corte Suprema de Justicia resuelve confirmar el pedido de la Justicia militar que la condena a prisión por “calumnia y faltas contra la disciplina militar”. Nuevamente se hace visible el caso y se moviliza tanto la opinión pública como los organismos internacionales, entre ellos Unicef, que pidió a Paraguay no castigar la lactancia y la maternidad. “Si la lactancia materna en serio es una ley que importa (…), bueno, lo que les pido, con humildad, es coherencia con ese contrato social en donde la lactancia importa y la maternidad se celebra. No la castiguen”, expresó la directora regional de Unicef, María Cristina Perceval .

En la Justicia Militar rigen reglamentos de los tiempos de la dictadura y, en vez de adecuarlos a la ley de la lactancia materna o a los principios del interés superior del niño, las FFAA aplican disposiciones absurdas, como la que establece que, si la teniente mostrara “arrepentimiento”, podría salvarse de la condena. Pero ni ese resquicio le quedó a Carmen Quinteros: su superior dejó constancia, antes de cualquier paso suyo, de que “no la perdona ni acepta su retractación”.

El ensañamiento de los superiores es indudable. Para que la sanción sea más dura, las fechas en las que se buscó apresarla fueron paradigmáticas: el día de la madre y el día de su cumpleaños. Se trata de un castigo que busca ser ejemplar y dejar claro a las mujeres que deben guardar silencio, más aún si se trata de un mundo de hombres como ha sido históricamente el de la milicia. En ese ámbito, que una mujer joven exija derechos, aunque se trate de la vida de su hijo, es un desafío inaceptable a la autoridad masculina.