Se conmemoró el Día de la Visibilidad Lésbica en varios puntos del país. Una jornada de encuentro, lucha y memoria, a nueve años del asesinato de la Pepa Gaitán.
El 7 de marzo de 2010 el policía Daniel Torres asesinó con su arma reglamentaria a la novia de su hijastra, Natalia “La Pepa” Gaitán, demostrando que el homo-lesbo-trans odio mata. Desde entonces, cada 7 de marzo se conmemora el Día de la Visibilidad Lésbica, con la convicción de que mostrar, nombrar y empoderar nuestras identidades disidentes es un acto político.
Lejos de ser un caso aislado, el lesbo-odio se expresa de manera cotidiana, sistemática e institucionalizada y en las mismas condiciones de vida de las lesbianas, marcadas por la desigualdad social, la pobreza, la exclusión, la discriminación y la violencia.
¿Visibles ante quién?
En este día de lucha, se redobla la reflexión acerca de qué es la visibilidad, ante quién la pensamos y de qué modo ejercerla durante todo el año. En el documento de Tortas en la Calle, colectiva que organizó la Ranchada Lésbica que tuvo lugar en la ciudad de Córdoba, se señala el carácter múltiple de la visibilidad. Primero, ser visibles ante ellas mismas porque “hay tantas formas de ser lesbiana o de habitar el lesbianismo como tantas personas hay en este planeta”. En segundo lugar, ser también visibles ante el amplio movimiento de mujeres y feministas, erigiéndose “como sujetas políticas” y contra todas las posiciones odiantes que persiguen y excluyen a trabajadoras sexuales, lesbianas que no son mujeres, identidades trans y no binarias.
¿Qué feminismo construimos?
En el documento citado, se invita a pensar qué caminos y modos está tomando hoy el diverso movimiento feminista, a la vez que invita a recuperar “las herramientas que los feminismos supieron construir o habitar, como las asambleas, el trabajo comunitario, horizontal, pensar el problema de manera estructural y sistémico no individual, utilizando herramientas del Estado para la transformación social, no así para la punición”.
Lejos de exigir al Estado medidas persecutorias, dotándolo de herramientas que termina usando contra la propia comunidad LGTTBIQ+, las lesbianas llaman a recuperar los modos de organización y lucha construidos durante años por el feminismo. La violencia patriarcal del sistema estatal, policial y judicial, se expresa en un tratamiento diferenciado y discriminatorio hacia las lesbianas. Como ejemplo, el caso de Eva Analía De Jesús, Higui, quien sigue peleando ante la justicia patriarcal por defenderse de una violación correctiva y colectiva.
“El enemigo para nosotras sigue siendo el mismo: la heterosexualidad obligatoria y el capitalismo, sostenidas por las bases del patriarcado. Es la heterosexualidad la que mata, la que nos niega, nos silencia, nos invisibiliza”, concluyen.