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A un paso de la igualdad salarial de las trabajadoras domésticas en Paraguay

El jueves 14 de marzo la Cámara de Senadores de Paraguay ratificó el 100% del salario mínimo para las trabajadoras domésticas. La Ley actual obliga a pagar solo el 60% para este rubro.

Integrantes del Sindicato de Trabajadoras del Servicio Doméstico del Paraguay (Sintradespy), del Sindicato de Trabajadoras Domésticas de Itapúa (SINTRADI) y del Sindicato de Trabajadoras Domésticas del Paraguay – Legítimo (Sintradop-L) acompañaron de cerca el tratamiento del proyecto de ley y celebraron la ratificación del Senado al proyecto original, que busca modificar el artículo 10 a favor de la igualdad salarial.

El 30 de marzo de 2016, tras varias visitas al Congreso, las tres organizaciones reunidas bajo el slogan “Igual Valor, Iguales Derechos” lograron que senadores y senadoras de diferentes sectores firmaran el proyecto de modificación del artículo 10 de la Ley 5407/2015. Ellas mismas habían conseguido esta Ley en 2015, pero los parlamentarios cambiaron partes de la propuesta inicial y aprobaron el artículo 10, que mantuvo la discriminación sobre el salario.

Esta vez el proyecto era de una sola página: se buscaba modificar este artículo, que establece que el salario mínimo para las trabajadoras domésticas es el 60% del salario mínimo legal para los demás trabajadores y trabajadoras.

En junio de 2018, la Cámara de Senadores aprobó por unanimidad la modificación, apoyando la igualdad salarial. En octubre, sin embargo, la Cámara de Diputados modificó esa decisión y aprobó un aumento de sólo el 70%. El proyecto volvió al Senado, donde se necesitaban 23 votos de los 40 senadores/as para ratificar el proyecto original. En el momento de la votación estaban presentes 26 congresistas y votaron de forma unánime por la ratificación de la igualdad.

“Cuando escuché a Enrique Riera me emocioné, porque él es colorado y estaba diciendo los argumentos que nosotras tantas veces dijimos. Eso quiere decir que nos escucharon, de tanto insistir”, dijo Myriam Agüero, de Sintradop- L. Enrique Riera fue ministro de educación y un político que siempre supo caer bien parado en cualquier gobierno. Frente a los antiderechos prometió quemar libros de ser necesario y fue reconocido internacionalmente por haber prohibido “la teoría de género” en las escuelas públicas en plena democracia en 2017.

“Yo fui criadita desde los siete años. ¡Ustedes no se imaginan lo que sentí cuando escuché que votaban por unanimidad! Esto ya no es para mí, es para las que vienen detrás. Yo ya tengo demasiada edad, no me va alcanzar más, pero es para otras mujeres”, dijo Kelly Agüero, del Sintradespy.

“Tuve mis dudas. Habíamos ido el día anterior, oficina por oficina, a buscar a los senadores. Y en el edificio nos avisaron que no fuéramos con nuestras remeras, que no nos dejarían entrar. Así que nos cambiamos y fuimos sin nuestras remeras del sindicato. Fue un día histórico y todavía pienso que alguna vez vamos a tener un salario digno para las mujeres, para que no tengamos que migrar más”, dijo Librada Maciel, de SINTRADI.

Los datos

El Centrode Documentación y Estudios (CDE), organización civil integrante de la Articulación Feminista Marcosur (AFM), apoya a las tres organizaciones de trabajadoras domésticas de diferentes maneras. Una de las formas es el apoyo técnico, con datos y estadísticas, que permite a las trabajadoras domésticas refutar las mentiras de quienes quieren negarles el derecho.

Este centro, que cuenta con apoyo Fondo de Igualdad de Género (FIG) de ONU Mujeres, Diakonía, We Effect y la Unión Europea, también comenzó recientemente un proceso para que las trabajadoras domésticas realicen programas de radio para ampliar la cantidad de asociadas.

Algunos datos del Observatorio de Igualdad y No discriminación sobre el trabajo doméstico en Paraguay:

– Más de 220.000 mujeres se dedican al empleo doméstico en Paraguay.

– El empleo doméstico es uno de los tres sectores que más mujeres emplea en Paraguay, aparte del trabajo asalariado en empresas y el empleo independiente.

– Los datos del último cuatrimestre de la Encuesta Permanente de Hogares muestran un incremento en el sector del trabajo doméstico de 7,3 en 2017 a 7,5 en 2018 en el mismo periodo.

Múltiples discriminaciones

Paraguay es uno de los pocos países oficialmente bilingües y es el único país donde una lengua indígena es hablada por casi toda la población.  Leni Pane, mujer que se presenta como presidenta de la “Liga de Amas de Casa” -cuyo accionar es prácticamente desconocido entre los movimientos sociales-, dijo en un debate televisivo que, además de no corresponder el pago del salario mínimo a las trabajadoras domésticas, pedía “un español decente” al sector.

Según una investigación del Centro de Documentación y Estudios, en el empleo doméstico trabajan principalmente mujeres jóvenes y guaraní-hablantes.  En los últimos diez años, Paraguay se ha convertido en un país cada vez más urbano, y la expulsión de la población del campo a la ciudad por el modelo de producción también ha generado una gran cantidad de asentamientos, donde el trabajo doméstico suele ser el primer empleo de las mujeres. Las expresiones de la señora Leni Pane -que se reunió con el presidente Mario Abdo- pidiendo que en vez del Ministerio de la Mujer se creara un Ministerio de la familia muestran que las discriminaciones contra las mujeres pobres no son sólo económicas sino también culturales.

A un paso de la igualdad

El debate en el que se manifestaron las expresiones discriminadoras hacia las trabajadoras domésticas es uno de los muchos que se están produciendo desde que el Senado se ratificó en la igualdad salarial para el empleo doméstico. Las trabajadoras son invitadas a debatir en medios televisivos y radiales, sus fotos están en los periódicos y las discusiones en las redes sociales son álgidas.

Mientras esto sucede, las voces de quienes integran la Cámara de Diputados a favor y en contra ya empezaron a hacerse oír. Tendrán tres meses para decidir. Pero, con seguridad, tendrán que hacerlo escuchando la voz potente de las trabajadoras organizadas. Porque mientras festejan y debaten, estas mujeres ya están analizando sus estrategias para lograr que la Cámara de Diputados ratifique el salario mínimo del 100%. Si no se cansaron hasta ahora, difícilmente se cansen cuando están a un paso de la igualdad.