Uno de los grandes desafíos que debe enfrentar el Estado paraguayo es efectivizar su carácter laico, en consonancia con su Constitución Nacional.
La Constitución establece la libertad religiosa e ideológica. Justamente, el absurdo de quitar la perspectiva de género de una ley que busca abordar integralmente la violencia de esta naturaleza es una de las consecuencias de legislar con “la cruz en la mano”. La carta magna no define al Estado como laico. Pero afirma que “ninguna confesión tendrá carácter oficial” y que “las relaciones del Estado con la iglesia católica se basan en la independencia, cooperación y autonomía”.
Sin embargo, ni las instituciones estatales ni las autoridades dan cumplimiento a este mandato constitucional. Imágenes de santos están instaladas en la mayoría de las instituciones públicas en Paraguay; en el calendario nacional continúan siendo días feriados las fechas en que se conmemoran fiestas religiosas; y se organizan seminarios, conferencias y charlas de claro contenido religioso en diversos organismos del Estado.
En ambas Cámaras del Poder Legislativo, quienes dicen ser representantes del pueblo (senadoras, senadores, diputadas y diputados) con frecuencia legislan con “la cruz en la mano” y sus discursos en las plenarias legislativas contienen referencias constantes “a dios y a la virgen”.
La influencia de las iglesias (especialmente la católica) es innegable. Justamente, ese sesgo religioso fue introducido en el estudio del proyecto de ley de protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia y consiguió, en ambas cámaras, que la perspectiva de género sea eliminada de dicho proyecto bajo el argumento de que se intenta contaminarlo de una “ideología de género”. Actualmente, este concepto es utilizado por sectores conservadores —generalmente ligados a las iglesias— con el solo objeto de impedir que leyes y políticas públicas incorporen el género como categoría analítica que permite visibilizar las desigualdades históricas que sufren las mujeres, como resultado de la división sexual del trabajo, instauradas por las sociedades patriarcales.
La eliminación del concepto género en la ley finalmente aprobada dejó ver la fuerte influencia de la iglesia católica (y de otras también) en los asuntos de Estado. Sin embargo, hay que destacar que en este caso no les fue fácil —aun cuando contaban con los votos mayoritarios— pues hubo legisladores que realizaron una tarea titánica para restituir los contenidos recortados en la Cámara de Diputados.
El debate sobre la perspectiva de género en el proyecto de ley (y su eliminación en la ley aprobada) desnuda una cuestión clave: si bien existe la institucionalidad de género en el Estado paraguayo, ello parece responder más que nada a mantener las apariencias, especialmente a nivel internacional. En diversas instancias, Paraguay se ha comprometido en la efectiva promoción de la perspectiva de género en las políticas públicas de acuerdo a los marcos normativos, pero no logra trasladar su discurso a la práctica. Es así que muchos ministerios y organismos públicos cuentan con oficinas o secretarías de género que no han logrado transversalizar dicha perspectiva en sus acciones.
Esto no ocurre solo en Paraguay. En toda la región, la inclusión de la “ideología de género” forma parte de los discursos más sofisticados de grupos conservadores —principalmente religiosos—, con el afán de desprestigiar y atacar la lucha de las feministas en América Latina y de continuar imponiendo creencias que exigen a las mujeres sumisión, obediencia y disposición a satisfacer mandatos culturales atávicos ya perimidos.
No obstante, lo hacen subestimando la comprensión de la gente, como en casi todos los temas que atañen a la igualdad, la no discriminación y la autonomía de las mujeres. Estos portadores del pensamiento fundamentalista conservador afirman, de acuerdo a esta fuente: “dentro del uso cada vez más difundido de la expresión ‘género’, en vez de la palabra ‘sexo’, se esconde una ideología que pretende eliminar la idea de que los seres humanos se dividen en dos sexos. Esta ideología quiere afirmar que las diferencias entre el hombre y la mujer, más allá de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son producto de la cultura de un país o de una época determinados. Según esta ideología, la diferencia entre los sexos se considera como algo convencionalmente atribuido por la sociedad y cada uno puede ‘inventarse’ a sí mismo. Desaparece la diferencia entre lo que está permitido y lo que está prohibido en este ámbito.
El ‘feminismo’ de género, o ‘feminismo radical’, productor de semejante ideología , nació a final de los años sesenta del anterior movimiento feminista en favor de la igualdad de los sexos […] La ideología de género es un sistema cerrado, con el cual no se puede razonar […] Ver más en “Ideología de género: sus peligros y alcance”.
¿Cuáles son los principales avances que propone la ley?
Cinco son los puntos relevantes que garantizarán derechos a las mujeres:
i) la prohibición de conciliar en casos de violencia hacia las mujeres;
ii) la inclusión de algunas medidas de protección ante actos de violencia feminicida, física, psicológica o sexual;
iii) la aplicación de sanciones a funcionarios públicos por el incumplimiento de las disposiciones de esta ley,
iv) la creación del programa de casas de casas de acogida y
v) la inclusión del feminicidio como hecho punible de acción penal pública.
No obstante, además de la falta de la perspectiva de género en la ley, otra exclusión importante es que se eliminó la posibilidad de que los asesinatos “por motivos, discriminatorios, étnicos, de identidad de género u orientación sexual” sean considerados feminicidio, lo que deja fuera de la protección legal a las personas trans que son víctimas usuales de la violencia feminicida.
El abordaje de la violencia contra las mujeres desde la perspectiva de género es indispensable para poder entender, comprender y actuar ante los cotidianos hechos que sufren las niñas, las mujeres y las personas trans por el solo hecho de ser mujeres o tener una vinculación con “lo femenino”.
El contenido de los debates sobre la ley de protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia muestra cómo las fuerzas conservadoras todavía tienen mucho poder en el Estado. Mientras ello persista las mujeres continuarán siendo las principales víctimas de la violencia sexual, la violencia familiar y estarán siempre en peligro de vida.
Fuente: Informe de DDHH Paraguay 2016. Capitulo “Derecho a la Igualdad y No Discriminación”. Myrian González Vera* Centro de Documentación y Estudios (CDE).
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