Las calles de Montevideo vibraron bajo los pasos de miles de personas que marcharon, el 25 de noviembre, por el Día Mundial de Lucha Contra la Violencia hacia las Mujeres. Los tambores de las compañeras brasileñas se sumaron a los de la comparsa uruguaya de mujeres La Melaza con la consigna de “No matar más” .
Con gritos y carteles de “¡América Latina va a ser toda feminista!”, “Feminismo contra el racismo, contra el capital y contra el neoliberalismo”, “Aborto legal, seguro y libre”, “Justicia por Brissa”, “No más patriarcado”, “El machismo mata”, “Ni las mujeres ni la tierra somos territorio de conquista”, “Ni Una Menos” e incontables consignas más, las voces de las mujeres latinoamericanas y caribeñas se hicieron escuchar.
Cantando, bailando y gritando con toda la potencia que les permitían sus cuerpos, las integrantes del EFLAC y una multitud de personas que las acompañaban se concentraron en la explanada de la Universidad de la República y recorrieron las casi diez cuadras que la separan de la Intendencia de Montevideo. Llegaron a 18 de Julio y Ejido con un sinfín de colores, carteles, globos y batucada. Allí se reunieron con las personas que habían participado en la marcha de Mujeres de Negro, una organización uruguaya que todos los años hace una performance contra la violencia hacia las mujeres el 25 de noviembre.
Los tambores de las compañeras brasileñas se sumaron a los de la comparsa de mujeres La Melaza con la consigna de “No matar más” y en silencio escucharon un mensaje de Minou Tavarez Mirabal, hija y sobrina de las hermanas dominicanas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por la dictadura de Trujillo.
“La realidad de nuestra región y del mundo sigue siendo una en la que la violencia no cesa, en que las agresiones y asesinatos de mujeres aparecen a diario en los medios de comunicación de manera tan frecuente que empiezan a asumirse como algo inevitable. Pero no hay nada de inevitable ni de fatal en la violencia de género, y lo cierto es que no se está haciendo todo lo posible por prevenirla y combatirla”, acusó Tavarez Mirabal. “La construcción cultural de la violencia contra las mujeres está cimentada en el poder patriarcal, que otorga supremacía masculina a los hombres contra las mujeres, fuertemente arraigada en nuestras sociedades”.
“El hombre que golpea a su pareja, que viola a su hija, nieta, hermana, que acosa sexualmente a su compañera de trabajo, que persigue y mata a su ex esposa, ex novia, que agrede verbalmente a cualquier mujer, de una u otra manera, expresa la idea de propiedad y el control que sobre las mujeres quieren ejercer los hombres”, continuó. “Ese modelo de masculinidad machista, hegemónico, enseña a los varones que son dueños de las mujeres y de sus hijos e hijas, que la sexualidad es un trofeo a alcanzar, que las relaciones sexuales son hazañas y proezas de las que se puede alardear. Es un modelo de sexualidad extractivo, deshumanizado, que presiona a los varones a demostrar una y otra vez que son viriles, potentes y heterosexuales. ¡Ese y no otro es el que se expresa y se auto sustenta como violencia en las violaciones callejeras, las violaciones masivas y cruentas, las violaciones como armas de guerra, el abuso sexual intrafamiliar, la trata y explotación sexual o el acoso sexual callejero!”.
Y puso en palabras los pensamientos de todas: “Marchamos porque no es posible que vivamos en sociedades que toleren que los matrimonios forzados, la maternidad forzada, el aborto forzado y el aborto prohibido, las violaciones correctivas y la trata de mujeres (en especial de mujeres trans, indígenas y afro descendientes) sigan en aumento. Marchamos, caminamos, gritamos que ¡ya basta de violencia machista, que ya basta de violencia heteronormativa, que ya basta de crímenes de poder!”.