Durante el 14° Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe uno de los ejes de debate giró en torno a los avances, estrategias y dinámicas de los fundamentalistas en la región. Frente a los riesgos de este fenómeno, se planteó la comunicación política como un espacio a desarrollar para enfrentar la desinformación.
Es indudable que nos encontramos ante una arremetida conservadora en América Latina y el mundo. Durante la actividad “Estrategias de los Fundamentalismos: Brasil, Paraguay, Perú y Colombia” se habló de que esta respondía a los avances de los feminismos como movimiento social, a su impacto y efectividad. En otras palabras, este ímpetu conservador aparece como respuesta desde los poderes fácticos y las hegemonías que se manifiestan en contraposición a las conquistas normativas y sociales del movimiento feminista.
Las experiencias que se contaron desde todos los países coincidieron en que la incursión discursiva del término “ideología de género” logró posicionar en el debate público y el imaginario de sectores populares un concepto tergiversado de lo que es el género y sobre cómo actúa en las vidas de las personas.
Los actuales fundamentalismos han cooptado los discursos de Derechos Humanos y han incursionado en espacios como la bioética y la ciencia. Se movilizan hacia estos temas, dejando los significantes tradicionales como la vida y la familia, comentó Verónica Ferreira, quien expuso la experiencia de Brasil.
Para Line Bareiro, de Paraguay, los fundamentalismos son una fuerza política organizada con presencia en parlamentos y municipios y su actual estrategia responde a la consolidación de un programa de poder que se formuló hace 20 años, cuyos ejes de acción implican tomar los medios de comunicación, la participación política institucional y tener presencia en espacios de sociabilidad como los barrios populares.
En el caso de Perú, Liz Meléndez resaltó el uso de la emoción y la manipulación de los miedos que ya existían en la sociedad frente a la igualdad de género. Estas emociones ya estaban, explicó, pero a través de la “ideología de género” han recibido un nombre y un contenido que recluta las incertidumbres de la población.
Como parte del intercambio se propuso que cada país de América Latina que había sido afectado por estos nuevos discursos conservadores pudiera evaluar internamente cuál era el impacto de estos ataques y cuántos años se había retrocedido a nivel normativo. A la vez, se colocó la necesidad de generar estrategias unificadas a nivel regional que tengan en cuenta mensajes y estrategias comunicacionales adaptadas a cada contexto local.
Los fundamentalismos y su posicionamiento con la “ideología de género” también han significado la consolidación de un modelo de comunicación patriarcal, comentaron las presentes. Por esto es tan crucial desarrollar estrategias desde la comunicación política, para disputar lenguajes e imaginarios y llevar las propuestas feministas a nuevos espacios.
Luego de esta reflexión se hizo la crítica de que los lenguajes feministas suelen quedarse en espacios cerrados y no trascienden a espacios populares o lejanos a los movimientos sociales, a diferencia de las estrategias conservadoras que utilizan la manipulación de emociones y lenguajes más universales.
Finalmente, se coincidió en que los feminismos debían trabajar desde la comunicación política para combatir la desinformación reinante y la tergiversación de los datos a través de las redes sociales.