El debate por su legalización ocupó en los últimos meses un espacio sin precedentes en la agenda pública nacional. El feminismo ratificó su papel central y masivo como actor político con movilizaciones multitudinarias.
A diferencia de otros países, el color violeta feminista no fue el único protagonista de las masivas movilizaciones que se realizaron en Argentina en decenas de ciudades. El verde -símbolo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito– tiñó las mareas que marcharon por exigir la libre interrupción del embarazo y por una gran lista de reivindicaciones feministas vinculadas a la violencia y al trabajo -remunerado y no remunerado- con fuertes críticas a las políticas neoliberales y al contexto conservador latinoamericano.
El tema se instaló con fuerza en los últimos meses, ocupando discusiones en todos los programas televisivos. Incluso se contó con algunos “aliados” impensados, como Jorge Rial, un controvertido periodista que vive del chimento de los famosos locales (quien se declara un “machista en recuperación”) y el Presidente Mauricio Macri, quien dio luz “verde” para que el Congreso argentino debata por primera vez en la historia un proyecto de ley de legalización del aborto.
La decisión (¿oportunista?) del Presidente, un representante de la derecha neoliberal que suele seguir el pulso social que le indican las encuestas, se acerca así a una demanda histórica del feminismo y se aleja de la postura tomada hace pocos meses por otros representantes del gobierno, como el senador Esteban Bullrich. Este funcionario manifestó en julio pasado que “Ni una menos” también debería aplicarse cuando exista “una beba dentro (del vientre). Porque también la están matando”.
Este “boom” del tema en la agenda pública sorprendió hasta a las más optimistas, pero no es casual: es el resultado de años de trabajo organizado. El movimiento “Ni una menos” nació en Argentina en 2015 con masivas marchas y, lejos de apaciguarse, se llenó de contenido feminista en los casi tres años de existencia. En el país, el Encuentro Nacional de Mujeres ya suma 21 ediciones, años de organización y no para de crecer (en los últimos dos encuentros hubo entre 60 y 70 mil inscriptas). La Campaña Nacional mencionada, visualmente reconocible por el pañuelo verde, nuclea una amplia y diversa alianza federal desde hace 13 años.
En Argentina el aborto es ilegal salvo en supuestos de violación o riesgo de vida para la madre. Pero se calcula que existen entre 400 mil y 500 mil abortos por año, que derivan en unas 60 mil internaciones hospitalarias por complicaciones.
Otras reivindicaciones
Las reivindicaciones del 8M argentino fueron muchas y de todo tipo. Varias se centraron en lo laboral y, en este marco, en las críticas estructurales a las políticas neoliberales que afectan las condiciones de trabajo. Se manifestó, por ejemplo, por el cese de los despidos y contra el proyecto de reforma laboral.
Se reivindicó que el trabajo no es sólo el remunerado, sino también el trabajo de cuidados que recae principalmente sobre las mujeres. “Exigimos que el trabajo doméstico y reproductivo que realizamos las mujeres de forma gratuita sea reconocido en su aporte como valor económico”, dice el texto que se consensuó en asamblea.
También se paró en defensa de las disidencias sexuales y de género y contra las violencias basadas en género. Las reivindicaciones fueron muchas más, como el rechazo a la criminalización de la protesta social y a la persecución de los defensores de derechos humanos.
Documento completo. Texto que se leyó en el escenario de la movilización del 8M en el Congreso de la nación de la Argentina, trabajado y consensuado en las cinco asambleas feministas preparatorias de la gran marcha.