Un nuevo Paro Internacional Feminista en el que salimos a las calles para exigir igualdad, reconocimiento y ejercicio efectivo de nuestros derechos.
Lo que antes conocíamos como el “Día de la mujer” es hoy una de las fechas que más hemos resignificado. Ni flores, ni bombones, ni el “felicidades” como saludo. La marea feminista ha logrado volver a dotar de sentido al Día Internacional de la(s) Mujer(es) Trabajadora(s)”, como puede leerse en Wikipedia y observarse en las calles.
“Nos ponemos de pie porque estamos contra el chantaje que nos impone la deuda. Hacemos de los feminismos una forma de vida alternativa al capitalismo neoliberal en sus alianzas con los fundamentalismos religiosos y los fascismos que en nuestro país y en toda Nuestramérica explotan, oprimen, e invisibilizan nuestras existencias” señaló el documento colectivo que se leyó al cierre de la marcha el día lunes 9, frente al Congreso de la Nación en Buenos Aires. Como este año el 8 de marzo cayó domingo, en vez de “correr” la fecha, las acciones se multiplicaron. Así, el domingo 8 y el lunes 9 tuvieron lugar en cientos de puntos del país distintas actividades para visibilizar los reclamos pero también para encontrarnos y seguir tejiendo redes: asambleas, pañuelazos, mateadas, paro y movilización. Mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries nos convocamos una vez más a nivel global, en huelga feminista para manifestarnos en contra de las múltiples formas de violencia y opresión, machistas, patriarcales, colonialistas, racistas, que nos atraviesan cada día.
Igualdad Salarial, Ley de Interrupción Legal del Embarazo, Ley de Cupo trans-travesti y Ley de Reparación Integral fueron algunos de los reclamos que se destacaron. Cantamos, nos abrazamos, gritamos y les exigimos a los gobiernos, a la justicia patriarcal y a las sociedades machistas que se cumplan nuestros derechos. Queremos vivir en mundo que reconozca nuestra diversidad y respete nuestras autonomías.
Un 8M signado por el reclamo de Ni Una Menos
Al grito de “Me tiene harto el 8M”, un hombre atacó con un hacha a una joven a la salida de un boliche, la secuestró y la abandonó casi inconsciente en Río Grande, Tierra del Fuego. Fue otro intento de femicidio que no llegó a concretarse. Pero el cálculo escalofriante de cuántos femicidios son perpetuados por año parece actualizarse de la peor manera. Según las cifras que provee el observatorio “Ahora que sí nos ven”, entre el 1 de enero y el 29 de febrero de 2020 en Argentina hubo 63 femicidios, es decir, un caso cada 23 horas. En los primeros días de marzo, 7 femicidios se sumaron al conteo.
El mismo 8M nos despertamos con la noticia de que en Paraná habían encontrado el cuerpo de Fátima Acevedo, desaparecida desde el 1° de marzo. Por el crimen está detenido Jorge Nicolás Martínez, su ex pareja y con quien tenía un hijo en común. Fátima lo había denunciado por violencia muchas veces antes, y por esas denuncias en las últimas semanas estaba viviendo en la Casa de las Mujeres de la Municipalidad de Paraná, luego de que él la interceptara en la calle con un cuchillo e intentara arrojarle ácido en el rostro. En audios de WhatsApp que se hicieron públicos, Fátima le decía a una de sus amigas: “Ya estoy podrida de denunciarlo en la policía y que nadie haga nada, ni la policía, ni el juzgado, ni nadie».
El lunes 9, Denise Vergara fue asesinada de seis puñaladas por su pareja en Villa del Totoral, un pueblo del interior de Córdoba. Denise también había denunciado a Miguel Gutiérrez una semana antes y por eso tenía una orden de restricción que no sirvió de nada cuando fue atacada con un cuchillo frente a sus compañeras en la fábrica donde trabajaba.
El análisis de los casos sigue indicando que la mayoría de los femicidas (casi el 70%) son la pareja o ex pareja de la víctima y los crímenes ocurren en contextos privados. Solo en lo que va de 2020, más de 80 niños perdieron a sus madres en Argentina.
Cifras de femicidios, transfemicidios y travesticidios que no dejan de escalar; explotación y feminización de la pobreza, violencias institucionales, políticas, económicas, sexuales. La deuda, efectivamente, es con nosotras.