Bolivia ocupa el primer lugar de Latinoamérica y el Caribe en violencia física contra las mujeres, y el problema se reproduce de manera alarmante entre las personas más jóvenes. El 60% de las víctimas de feminicidio tiene menos de 25 años y 9 de cada 10 jóvenes tiene una amiga que sufre violencia en la pareja. A pesar de ello, 1 de cada 3 prefiere no involucrarse en la situación.
Estas son algunas de las cifras que dan cuenta de una realidad que ha motivado a jóvenes de diversos colectivos de Bolivia a crear la campaña ACTÚA Detén la violencia, que pretende romper con la indiferencia de las amistades o de quienes observan los actos violentos. A través de esta movilización se hace un llamado a los círculos cercanos para que sancionen socialmente a los violentos y desplieguen redes de apoyo hacia jóvenes víctimas. La actividad cuenta con el impulso de la Coordinadora de la Mujer, una de las instituciones que integra la Articulación Regional Feminista.
“En muchos casos se considera que la violencia es un problema de otros, de las víctimas, de los agresores, pero no de nosotros. Queremos demostrar que la violencia es un problema que nos afecta a todas y todos. Es también nuestra responsabilidad como sociedad y como jóvenes empezar a tomar posición contra todos los niveles de violencia, porque obligar a mi pareja a vestirse de una manera, darle un grito o un golpe, no se justifica”, señaló Christian Egüez, uno de los voceros de la campaña.
Un estudio realizado por la Coordinadora de la Mujer, el Colectivo Rebeldía y OXFAM sobre el pensamiento de las y los jóvenes respecto a la violencia develó que el 86% conoce al menos a una amiga que sufre violencia por parte de su pareja. Sin embargo, el 57% piensa que no se puede reducir la violencia y 5 de cada 10 jóvenes están de acuerdo con prácticas de violencia machista.
“Hay un nivel de tolerancia ante ciertas actitudes que son expresiones de violencia, aunque pensamos que son normales y naturales. Lo que tenemos que hacer es visibilizarlas para desarrollar conciencia y revertir estos comportamientos que suceden cotidianamente”, señala Mónica Novillo, Directora Ejecutiva de la Coordinadora de la Mujer, refiriéndose a actos como controlar, elegir la vestimenta de la pareja, dar pellizcos, insultar, celar o descalificar.
ACTÚA espera involucrar a diversidad de jóvenes que, desde sus propias realidades, puedan proponer e implementar formas de relaciones que no toleren las expresiones de violencia hacia las mujeres.
Algunas cifras
El número de denuncias por violencia contra las mujeres en Bolivia sube cada año, así como los casos de feminicidios. Los datos oficiales del Ministerio Público muestran que, desde que está vigente la Ley 348 Integral para garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia (2013), se han instaurado 87.718 procesos hasta 2016. El número crece cada año.
No obstante, los casos cerrados fueron disminuyendo en el mismo período. Entre 2013 y 2016 se resolvieron 45.772: solo el 52% del total.
El aumento del número de casos de violencia que se registra cada año se debe interpretar como un proceso de visibilización del problema, que es facilitado por la Ley 348. Sin embargo, es preopcupante que la violencia persista a pesar de esta normativa.
En este sentido, existe coincidencia entre las instituciones públicas y privadas que tratan en el tema de violencia hacia las mujeres en que se debe trabajar más en materia de prevención.