Un resultado clave del foro fue la adopción de una Carta de Principios Feministas, que era uno de los objetivos principales, tal como acordara el Grupo de Trabajo Regional para este foro. Existía la sensación que necesitábamos algo que nos ayudara a definir y afirmar nuestro compromiso con los principios feministas que guiarán nuestro análisis y práctica. Como tal, la carta establece los valores colectivos que constituirán la clave de nuestro trabajo y nuestras vidas como feministas africanas. Traza el cambio que deseamos ver en nuestras comunidades, y también cómo lograr este cambio. Además, explica en detalle nuestras responsabilidades individuales y colectivas con el movimiento y con las otras personas que hacen parte del movimiento.
Con esta carta, reafirmamos nuestro compromiso para desmantelar el patriarcado en África, en todas sus manifestaciones. Recordamos nuestro deber de defender y respetar los derechos de todas las mujeres, sin calificación. Nos comprometemos a proteger lo legítimo de las feministas que nos antecedieron, quienes realizaron un sinnúmero de sacrificios para que pudiéramos ejercer una mayor autonomía.
La Carta es un documento, fuente de inspiración y de aspiraciones. En el encuentro se elaboraron mecanismos para hacerla operativa. Las recomendaciones claves fueron:
• Divulgación y popularización de la carta como una herramienta vital para la construcción del movimiento. Esto requiere aportes tales como la traducción de la carta en tantos idiomas como sea posible, la comunicación de la carta a través de diferentes medios, tales como radios, sitios web, televisión, etc.
• La carta es vista por muchas como un mecanismo de rendición de cuentas para la organización de las feministas. Como tal, se recomendó que fuera desarrollada como un instrumento que las organizaciones de mujeres puedan usar para monitorear su propio desarrollo institucional, así como para tratar de hacer una revisión con otras feministas.
CARTA DE PRINCIPIOS FEMINISTAS PARA LAS FEMINISTAS AFRICANAS
INTRODUCCIÓN
IDENTIFICÁNDONOS COMO FEMINISTAS
Nos definimos y nos identificamos públicamente como Feministas porque celebramos nuestras identidades y políticas feministas. Reconocemos que el trabajo de luchar por los derechos de las mujeres es profundamente político, y el proceso de identificarnos como feministas también lo es. El elegir llamarnos Feministas nos coloca en una clara posición ideológica. Al llamarnos Feministas politizamos la lucha por los derechos de las mujeres, cuestionamos la legitimidad de las estructuras que mantienen a las mujeres bajo un yugo, y desarrollamos herramientas para la acción y el análisis transformadores. Poseemos múltiples y variadas identidades como Feministas Africanas. Somos mujeres africanas- vivimos aquí en África, y aun si vivimos en cualquier otra parte del mundo nuestro foco se centra en las vidas de las mujeres africanas del continente. Nuestra identidad feminista no está calificada por “SIs”, “PEROs”, o “ SIN EMBARGOs”. Somos Feministas. Y punto.
NUESTRA COMPRENSIÓN DEL FEMINISMO Y EL PATRIARCADO
Como feministas africanas, nuestra comprensión del feminismo coloca en el centro de nuestro análisis las estructuras y los sistemas de relaciones sociales patriarcales que se encuentran imbricados en otras estructuras opresoras y de explotación. El patriarcado es un sistema de autoridad masculina que legitima la opresión de las mujeres a través de instituciones políticas, sociales, económicas, legales, culturales, religiosas y militares. Tanto el acceso de los hombres a los recursos y las ganancias en las esferas públicas y privadas, como su control sobre los mismos, son legitimados a partir de la ideología patriarcal de predominio masculino. El patriarcado varía en el tiempo y en el espacio, es decir, cambia a través del tiempo y varía de acuerdo a las relaciones y estructuras globales-imperialistas de clase, raza, etnia, religión. Más aún, en las actuales coyunturas, el patriarcado no cambia simplemente de acuerdo a estos factores, sino que está también interrelacionado con, e informa sobre las relaciones de clase, raza, etnia, religión y el imperialismo global. Por lo tanto, el desafiar al patriarcado de forma efectiva requiere también el desafiar otros sistemas de opresión y explotación, los cuales con frecuencia se apoyan mutuamente y entre sí.
Nuestra comprensión del patriarcado es crucial porque como feministas nos brinda un marco dentro del cual se expresa la totalidad de las relaciones opresoras y de explotación que afectan a las mujeres africanas. La ideología del patriarcado permite y legitima la estructuración de cada aspecto de nuestras vidas al establecer el marco en el cual la sociedad define y ve a hombres y mujeres, y en el cual se construye la supremacía de los varones. Nuestra tarea ideológica como feministas es entender este sistema, y nuestra tarea política es terminar con el mismo. Nuestro foco es la lucha contra el patriarcado como sistema, y no la lucha contra determinados hombres o mujeres en particular. Por lo tanto, como feministas, definimos nuestro trabajo como la inversión de energías individuales e institucionales en la lucha contra todas las formas de opresión y de explotación patriarcal.
NUESTRA IDENTIDAD COMO FEMINISTAS AFRICANAS
Como feministas que provienen de/trabajan/viven en África, reclamamos el derecho y el espacio para ser Feministas y Africanas. Reconocemos que no tenemos una identidad homogénea como feministas – reconocemos y celebramos nuestras diversidades y nuestro compromiso compartido con una agenda transformadora para las sociedades africanas y para las mujeres africanas en particular. Esto es lo que nos da nuestra identidad feminista en común.
Nuestras luchas actuales como feministas africanas están inexorablemente ligadas a nuestro pasado como continente – diversos contextos pre-coloniales, esclavitud, colonización, luchas de liberación, neo-colonialismo, globalización, etc. Los estados africanos modernos fueron construidos a espaldas de las feministas africanas, quienes lucharon lado a lado con los hombres en la liberación del continente. A medida que vamos creando nuevos estados africanos en este nuevo milenio, también creamos nuevas identidades para las mujeres africanas, identidades como ciudadanas plenas, libres de la opresión patriarcal, con derechos de acceso, propiedad y control sobre los recursos y sobre nuestros propios cuerpos, y utilizando aspectos positivos de nuestras culturas en formas liberadoras y que nos nutren. También reconocemos que nuestras historias pre-coloniales, coloniales y post-coloniales requieren que se tomen medidas especiales a favor de determinadas mujeres africanas en diferentes contextos. Reconocemos las significativas ganancias históricas logradas por el Movimiento de Mujeres Africanas durante los últimos cuarenta años, y reclamamos estas ganancias como feministas africanas – se produjeron porque las feministas africanas provenientes de todos los sectores marcaron el camino; elaboraron estrategias, organizaron, trabajaron en red, hicieron huelgas y marchas de protesta, y también elaboraron análisis, hicieron lobby, establecieron instituciones y todo lo que necesitaron los estados, empleadores e instituciones para reconocer el carácter de personas de las mujeres.
Como feministas africanas, también somos parte de un movimiento feminista global contra la opresión patriarcal en todas sus manifestaciones. Nuestras experiencias están ligadas a las experiencias de mujeres de otras partes del mundo con las cuales hemos compartido solidaridad y apoyo a lo largo de los años. A medida que afirmamos nuestro espacio como feministas africanas, también nos inspiramos en las feministas que nos antecedieron y que abrieron un camino e hicieron posible la afirmación de los derechos de las mujeres africanas. Cuando invocamos la memoria de aquellas mujeres cuyos nombres en su mayoría no fueron registrados en ningún libro de historia, insistimos en que es un enorme insulto que se diga que el feminismo en África fue importado desde Occidente. Reclamamos y afirmamos la larga y rica tradición de resistencia de las mujeres africanas al patriarcado en África. Por lo tanto reclamamos el derecho a teorizar, escribir, a elaborar estrategias y a hablar por nosotras mismas como feministas africanas.
ETICA INDIVIDUAL:
Como feministas individuales, nos comprometemos con y creemos en la igualdad de género basada en principios feministas, a saber:
• La indivisibilidad, inalienabilidad y universalidad de los derechos humanos de las mujeres
• La participación efectiva en la construcción y el fortalecimiento progresivo de la organización y la articulación en red de las africanas feministas para producir cambio y transformación.
• Un espíritu de solidaridad feminista y respeto mutuo basado en un debate franco, honesto y abierto de las diferencias que existen entre nosotras
• Apoyar, cultivar y cuidar a otras feministas africanas, así como cuidar nuestro propio bienestar.
• La práctica de la no violencia y el logro de sociedades no violentas.
• El derecho de todas las mujeres a vivir libres de la opresión patriarcal, la discriminación y la violencia.
• El derecho de todas las mujeres a tener acceso a medios de vida sustentables y justos, así como a la provisión de seguridad social de calidad, incluyendo salud, educación, agua y saneamiento.
• Libertad de elección y autonomía con respecto a los tema de integridad física, incluyendo derechos reproductivos, aborto, identidad sexual y orientación sexual.
• Un compromiso crítico con los discursos de la religión, cultura, tradición y vida doméstica, con la atención enfocada en la centralidad de los derechos de las mujeres.
• El reconocimiento y presentación de mujeres africanas como sujetos y no como objetos de nuestro trabajo, y como agentes en sus vidas y sociedades.
• El derecho a relaciones personales saludables, satisfactorias y de respeto mutuo.
• El derecho a expresar nuestra espiritualidad dentro o fuera de las religiones organizadas.
• El reconocimiento de la agencia feminista de las mujeres africanas, que tiene una rica historia, en gran parte indocumentada e ignorada.
ETICA INSTITUCIONAL
Como organizaciones feministas nos comprometemos a lo siguiente:
• Hacer advocacy a favor de la apertura, transparencia, igualdad y rendición de cuentas en las instituciones y organizaciones conducidas por feministas.
• Afirmar que el ser una institución feminista no es incompatible con ser profesional, eficiente, disciplinado y responsable.
• Insistir en y apoyar los derechos laborales de las mujeres africanas, incluyendo gobernanza igualitaria, remuneraciones igualitarias y justas, y políticas de maternidad.
• Usar el poder y la autoridad de manera responsable, y gestionar las jerarquías institucionales con respeto hacia todas las partes involucradas. Creemos que los espacios feministas son creados para empoderar y elevar a las mujeres. En ninguna oportunidad deberíamos permitir que nuestros espacios institucionales degeneren en sitios de opresión y que socaven a otras mujeres.
• Ejercer un liderazgo y un manejo responsables de las organizaciones, ya sea en capacidad de remunerada o no remunerada, esforzándonos por defender los principales valores y principios feministas en toda ocasión.
• Ejercer un liderazgo confiable, que rinda cuentas, en las organizaciones feministas, tomando en consideración las necesidades de las otras personas para su desarrollo profesional y personal. Esto incluye la creación de espacios intergeneracionales en donde se comparta el poder.
• Crear y sostener las organizaciones feministas para promover el liderazgo de las mujeres. Las organizaciones y redes de mujeres deberían ser dirigidas y manejadas por mujeres. Es una contradicción de los principios de liderazgo feminista que haya hombres liderando, manejando y actuando como voceros de las organizaciones de mujeres.
• Las organizaciones feministas como modelos de buenas prácticas en la comunidad de las organizaciones de la sociedad civil, asegurando que los recursos materiales y financieros movilizados en nombre de las mujeres africanas sean puestos al servicio de las mujeres africanas, y que no sean desviados para servir intereses personales. Los sistemas y estructuras con Códigos de Conducta apropiados para prevenir la corrupción y el fraude, y para manejar de forma justa las disputas y las quejas, constituyen el medio para asegurar la institucionalidad dentro de nuestras organizaciones.
• Hacer el máximo esfuerzo para mantener informado nuestro activismo con el análisis teórico y conectar la práctica del activismo con nuestra comprensión teórica del feminismo africano.
• Estar abiertas a la evaluación crítica de nuestro impacto como organizaciones feministas, y ser honestas y proactivas con respecto a nuestro rol en el movimiento.
• Oponerse a la subversión y/o la cooptación los espacios feministas autónomos para servir agendas conservadoras y de derecha.
• Asegurar que las organizaciones feministas no gubernamentales o de masas sean creadas en respuesta a necesidades reales expresadas por mujeres, y que sea preciso atender, y no con el fin de que sirvan intereses egoístas y de generación de ingresos irresponsable.
LIDERAZGO FEMINISTA
Como líderes dentro del movimiento feminista, reconocemos que la agencia feminista ha popularizado la noción de mujeres como líderes. Cómo líderes feministas nos comprometemos a realizar una diferencia crítica en el liderazgo, basado en la comprensión del hecho que la calidad del liderazgo de las mujeres es más importante aún que el número de mujeres líderes. Creemos en y nos comprometemos a lo siguiente:
• Ética de trabajo disciplinado guiado por la integridad y la rendición de cuentas en todo momento
• Expandir y fortalecer una red multigeneracional y un pool de líderes feministas en todo el continente.
• Construir y expandir nuestro conocimiento e información de forma constante, como la base para moldear nuestros análisis y estrategias, abogando por una cultura de aprendizaje, comenzando por nosotras mismas dentro del movimiento feminista.
• Nutrir, actuar como mentoras y brindar oportunidades a las jóvenes feministas de forma no maternalista.
• Atribuir los créditos correspondientes a la labor de las mujeres africanas, ya sea intelectual o de otro tipo, en nuestro trabajo.
• Hacernos el tiempo para responder de manera competente, creíble y responsable a otras feministas que necesiten solidaridad y apoyo, ya sea político, práctico o emocional.
• Estar abiertas a dar y recibir revisiones de nuestras pares y opiniones constructivas de parte de otras feministas.